La más reciente de esas falacias divulgó un supuesto encuentro del primer ministro designado, Najib Miqati, con el jefe del partido cristiano Corriente Patriótica Libre, Gebran Bassil, el yerno del presidente de la Republica, Michel Aoun.
Ese diálogo nunca ocurrió, destaca un comunicado de la oficina de medios de Miqati que aclara la inexistencia de mediador alguno entre el designado y el primer mandatario.
El texto advierte a la prensa que tome en cuenta la delicadeza del escenario y evite fabricar noticias perturbadoras del proceso de nominación del ejecutivo.
Miqati y Aoun son los encargados de nombrar el colectivo ministerial que a iniciativa del presidente francés, Emmanuel Macron, deben integrar figuras alejadas de los partidos políticos.
La comunicación también demanda de los medios apegarse al profesionalismo y la objetividad y abstenerse de publicar mentiras.
Con anterioridad, el gobierno condenó una información del diario digital saudita Ashraq al-Awsat sobre una supuesta petición del presidente Michel Aoun de obtener 12 de los 24 ministerios propuestos para el gobierno.
‘Esa noticia y otras contenidas en el artículo carecen de fundamento’, precisa una declaración de la oficina presidencial libanesa.
Aoun y Miqati celebraron seis reuniones desde el 26 de julio último con la agenda prioritaria de la nominación del gabinete, pero hasta ahora no surge una solución.
El desacuerdo de ambos consiste en el reparto sectario confesional, del cual no pueden apartarse por Constitución, para las carteras del Interior, Defensa, Finanzas y Relaciones Exteriores.
El próximo colectivo ministerial impondrá un sello especial por la solicitud de aplicar reformas anticorrupción y contra quienes saquearon el erario en los últimos años.
Según una fuente familiarizada con el tema, hay un buen ambiente entre Aoun y Miqati, pero las exigencias de los partidos políticos obstruyen el proceso ante la perspectiva de un destape de manejos sucios.
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