Los patrones atmosféricos en el sur de África posiblemente contribuyeron al surgimiento de la especie humana moderna, el Homo sapiens, hace unos 300 mil años, precisaron los autores del estudio.
«El hallazgo resulta otro ladrillo en la pared para apoyar el papel del clima en la configuración de la ascendencia humana», declaró Peter de Menocal, director de la Institución Oceanográfica Woods Hole en Falmouth, Massachusetts, Estados Unidos.
El físico climático de la Universidad Nacional de Pusan en Corea del Sur Axel Timmermann y otros colegas ejecutaron el modelo en aras de reconstruir cómo la temperatura y la lluvia podrían haber dado forma a los recursos disponibles para las personas en el pasado.
Específicamente, examinaron el impacto de las fluctuaciones climáticas a largo plazo provocadas por el movimiento astronómico y la posible creación de las condiciones para estimular la evolución humana.
Durante ciclos de 41 mil años, la inclinación de la Tierra osciló, lo cual afectó la intensidad de las estaciones y cambió la cantidad de lluvia que cae sobre los trópicos, argumentaron en el artículo.
Los investigadores sumaron estas transformaciones y luego combinaron sus resultados con miles de fósiles y elementos arqueológicos para determinar dónde y cuándo seis especies de humanos, incluido el Homo erectus primitivo y el Homo sapiens moderno, podrían haber vivido.
Refirieron que el estudio arrojó una cantidad vertiginosa de datos, surgieron varios patrones interesantes y ejemplificaron con una especie humana temprana, Homo heidelbergensis, que comenzó a expandir su hábitat hace unos 700 mil años.
Diferentes científicos expresaron antes su consideración de que esta especie podría haber dado origen a muchas otras en todo el mundo, incluidos los neandertales (Homo neanderthalensis) en Eurasia y H. sapiens en algún lugar de África.
La simulación indicó la distribución de H. heidelbergensis, posible gracias a que una órbita más elíptica creó condiciones climáticas más húmedas, las cuales conllevaron a una migración más amplia.
Una parte de este patrón podría proporcionar una nueva perspectiva sobre dónde y cómo surgió nuestra propia especie, apuntaron.
Timmermann y sus colegas estimaron que su reconstrucción climática favorece la hipótesis del camino evolutivo único.
Expertos interrogados sobre el tema por Nature manifestaron que se necesitarán más pruebas para demostrar que los ciclos astronómicos influyeron en la trayectoria de la ascendencia humana.
Timmermann y sus colegas planean ejecutar modelos aún más grandes, incluidos los que integran datos genéticos.
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