A finales de febrero, Rusia cerró su espacio aéreo a 36 países en respuesta a similar medida aplicada a sus aviones en la zona de la Unión Europea y de otros como Estados Unidos y Canadá, lo cual limitó los viajes.
Además, la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia (Rosaviatsiya) recomendó a las compañías aéreas nacionales que limitaran de forma significativa los vuelos al extranjero, debido a un “alto riesgo de detención o incautación de aviones de compañías rusas en el extranjero”.
Siguiendo esa orientación, aerolíneas rusas como Aeroflot, S7 y Pobeda, suspendieron la mayor parte de su servicio internacional hacia Occidente.
Moscú aprobó un grupo de disposiciones económicas y financieras para hacerle frente a las más de dos mil 800 medidas punitivas extranjeras aplicadas contra el país desde mediados del mes pasado, en especial luego del inicio de la operación militar en Ucrania el 24 de febrero pasado.
Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón y los países de la Unión Europea impusieron nuevas sanciones a Rusia, apuntando a sectores clave del comercio, las finanzas, la energía, las exportaciones, la aviación y el espacio.
Las restricciones incluyeron la desconexión parcial de bancos rusos del sistema internacional de pagos Swift, el cierre del espacio aéreo para sus aerolíneas, la paralización de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia y el embargo a las compras de petróleo por Washington.
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