El ejercicio cívico se realizará de acuerdo con la ley vigente, que se basa en un voto preferencial y representación proporcional en algunos distritos.
Según el periódico Al-Joumhouria (La República), los expatriados podrán emitir sus preferencias desde el extranjero, a menos que razones técnicas y logísticas lo impidan.
La participación de la diáspora, sin embargo, no redundará en presencia en el Parlamento.
Con anterioridad, el órgano eleccionario debatió si era procedente añadir seis escaños para los emigrados, precisó el sitio Naharnet.
El primer ministro Najib Miqati defendió la votación desde el extranjero como ocurrió en el ejercicio comicial de 2018.
Cabe señalar que en la diáspora libanesa la
religión cristiana es mayoría, lo cual otorgaría mejores condiciones a ese sector de cara a las elecciones.
La Constitución estipula un equilibrio de cargos para cada una de las confesiones de fe que en este país son 18; las predominantes son la musulmana chiita, musulmana sunita y la cristiana.
En la actualidad, esa distribución ya no es objetiva, en tanto que los islámicos superan con creces a su contraparte religiosa, pues los datos para formar el padrón electoral derivan del único censo efectuado en este país en 1932.
De allá a acá, cambió la composición confesional de manera ostensible, pese a lo cual la presidencia solo la puede ocupar un cristiano maronita y le corresponde la mitad de los 128 puestos del hemiciclo.
jha/arc