A ese impacto se sumó una caída en la capacidad (medida en asientos-kilómetro disponibles) y el factor de ocupación, el cual bajó 10 puntos hasta 72,6 por ciento, el más alto entre las regiones, a causa de la pandemia de la Covid-19.
Para el resto del mundo la prolongación de esa enfermedad con la aparición de nuevas variantes (Delta y Ómicron) afectó gravemente al transporte aéreo de pasajeros en 2021, sobre todo en los viajes internacionales, lo que impidió que este sector se recuperara tras dos años a la baja, precisó la IATA.
Esos resultados muestran una caída del 58 por ciento de la demanda en relación con 2019, pero representó una mejora en relación con la caída del 65,8 por ciento registrada en 2020.
Según la IATA, lo que más sufrió fue el movimiento internacional de pasajeros, que se redujo en un 75,5 por ciento, mientras que los vuelos nacionales tuvieron una baja del 28,2 por ciento.
La mencionada organización sostiene que las restricciones de viajes más recientes, relacionadas con Ómicron, frenaron la recuperación del transporte aéreo de personas, que hubiera mejorado significativamente en diciembre sin la aparición de esa cepa del SARS-Cov-2.
En general, la demanda de pasajeros se fortaleció en 2021, tendencia que continuó hasta el último mes del año a pesar de las limitaciones para frenar su propagación y contagios, lo cual es considerado una muestra de confianza y deseos de viajar, significó el director general de la IATA, Willie Walsh.
Para el 2022, el desafío es reforzar esa confianza y normalizar los viajes, indicó el alto funcionario de la asociación que reúne a 290 aerolíneas que representan el 83 por ciento del tráfico aéreo mundial.
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