A la par de las elecciones presidenciales y legislativas de este domingo, los ecuatorianos en todo el país respondieron a la pregunta ¿Está usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo?
En la interrogante la opción por el sí lleva la delantera, con el 93,02 por ciento de actas escrutadas, según datos oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE).
A su vez, los residentes en Quito, dentro de una consulta popular de carácter local, también le dieron el sí a la prohibición de todo tipo de minería (desde la artesanal hasta la de gran escala) en el llamado Chocó Andino.
Más del 67 por ciento de los habitantes de la capital del país sudamericano valoraron más la defensa de la Mancomunidad del Chocó Andino, que tiene una superficie de 124 mil 296 hectáreas en noroccidente quiteño, en donde habitan más de tres mil especies de plantas, 640 de aves, 150 de mamíferos, 90 de reptiles y 120 de anfibios.
Desde febrero de este año, el CNE tenía pendiente convocar a la consulta sobre el Chocó Andino, que sólo se realizará a los habitantes de esta capital, donde se encuentra esa zona.
La propuesta del colectivo Quito sin Minería busca suspender la explotación dentro del área rural, declarada Reserva de la Biosfera, donde habitan especies endémicas en peligro de extinción.
Por su parte, la solicitud de la organización Yasunidos, que estuvo en trámites legales durante 10 años, consiguió la aprobación de la Corte Constitucional para realizar la consulta a nivel nacional sobre la explotación petrolera en el bloque 43 del Yasuní ITT, en la Amazonía.
De acuerdo con los análisis de los magistrados, una eventual aprobación de este plebiscito implicaría que se suspenda la explotación petrolera de unos 55 mil barriles diarios y para el Gobierno eso sería un problema.
Por esa razón, esta consulta popular genera hoy polémica entre ambientalistas y el Gobierno ecuatoriano.
El Yasuní, ubicado en la Amazonía, es una de las zonas con mayor diversidad por metro cuadrado del planeta y allí se halla el bloque petrolero 43-ITT, que de ser suspendida su explotación el Estado dejaría de percibir 13 mil 800 millones de dólares en 20 años.
En ese espacio de la selva amazónica, ubicado a unos 300 kilómetros al este de Quito, la contraposición de intereses ambientales y económicos ha sido muy pronunciada desde hace más de una década.
Los ambientalistas refieren que el Yasuní está compuesto por más de dos mil especies de árboles y arbustos, unas 204 especies de mamíferos, alrededor de 610 de aves, cerca de 121 de reptiles, más de 150 de anfibios y alrededor de 250 de peces.
En opinión del activista Agustín Grijalva, la posición del Estado es la de “confundir”, pues la “economía no colapsaría” si hay respaldo ciudadano a la propuesta de preservar una de las áreas con mayor diversidad por metro cuadrado del planeta.
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