Pablo Monsanto, quien llegó a convertirse en comandante de las Fuerzas Armadas Rebeldes de esa nación centroamericana en la década del 70 del pasado siglo, no solo documenta los sucesos guerrilleros entre 1967 y 1981, sino que rescata el quehacer de valiosos luchadores y episodios largamente silenciados en la nación y en el continente.
Según comentó en exclusiva para Prensa Latina, uno de los propósitos que se propuso a la hora de redactar el texto era transmitir a los jóvenes la realidad de los acontecimientos acaecidos en Guatemala, cuyo impacto dio forma también a otros procesos de Centroamérica como los ocurridos en Nicaragua y El Salvador.
Estimó que conocer la historia es una condición indispensable para que se pueda reorganizar el movimiento revolucionario, principalmente en su país natal, “porque están muy fragmentadas las asociaciones progresistas allí y no hay en estos momentos una expresión unificada de las posiciones democráticas libres”.
El libro de Monsanto es una denuncia de los desmanes cometidos por las dictaduras que se sucedieron en la región, y también un llamado a la construcción y al fortalecimiento de un sentimiento nacionalista que proteja a la región de los intereses hegemónicos del imperialismo.
Guatemala, dijo, es un país complicado por la diversidad de sus etnias y debido a las diferencias imperantes entre ellas hay conflictos territoriales: esos son obstáculos que interfieren o impiden que se pueda formar un movimiento nacional indígena, por ejemplo.
Sin embargo, acotó, existe un legado positivo del proceso conocido como la primavera democrática que se desarrolló entre 1944 y 1954, cuando se reformó la Constitución y se promovieron profundos cambios políticos durante los sucesivos gobiernos electos de Juan José Arévalo Bermejo y del General Jacobo Arbenz Guzmán.
“La nación tuvo un proceso revolucionario que fue truncado por la intervención de Estados Unidos y quedó en el pueblo guatemalteco una herencia de todo ese periodo que duró 10 años y que la derecha no pudo borrar nunca”, sentenció Monsanto.
Lamentó, no obstante, que ninguno de los que lideran actualmente las encuestas con vistas a ganar la presidencia de Guatemala en las elecciones que se celebrarán el próximo 25 de junio representan los ideales progresistas que podrían reivindicar los reclamos de los trabajadores y los campesinos.
Al Partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos, que promueve la construcción de un Estado plurinacional, le impidieron la participación en los comicios al cancelar la inscripción de sus candidatos, Thelma Cabrera y Jordán Rodas, recordó.
Monsanto, que ya publicó un libro anterior también sobre el movimiento guerrillero que abarca hasta 1967 titulado Somos los jóvenes rebeldes, pretende seguir documentando la historia de su país.
Su más reciente creación, No es cuento, es historia, ya se presentó con éxito en Guatemala y también en La Habana, y luego tiene planes de darlo a conocer en Venezuela y en México.
Quien fuera guerrillero por 36 años, es signatario de los acuerdos de Paz que se firmaron en su país en 1996, fue diputado al Congreso entre 2004 y 2008, y fundador de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca en 1982.
Además de desempeñarse como cronista, lidera hoy un movimiento social denominado Tejiendo Pueblos, donde se trabaja de manera estrecha con las jóvenes generaciones y los intelectuales, y en el que se incluye un proyecto llamado Sueños del Alba para la realización de actividades culturales.
Monsanto, un protagonista de las más importantes gestas vividas en Guatemala durante las últimas décadas, reafirma en todo momento la necesidad de contar la historia tal y como sucedió para que nadie pueda escamotear la realidad de un país que mostró al mundo un firme espíritu de lucha.
mem/ifs