El asalto, que dejó cinco muertos, ocurrió el día en que el Congreso celebraba una sesión conjunta para certificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre de 2020.
Los resultados de los comicios aún no los reconoce el exmandatario republicano Donald Trump, quien acuñó la teoría de la Gran Mentira para sostener –sin pruebas- que hubo un fraude generalizado y que le robaron la elección.
En octubre, Trump presentó una demanda para bloquear la divulgación de registros de la Casa Blanca relacionados con los violentos disturbios.
“La petición del comité (que investiga los hechos) no es otra cosa que una vejatoria e ilegal» ofensiva «abiertamente respaldada por Biden y designada para investigar de forma inconstitucional al presidente Trump y su administración», expresó la demanda interpuesta ante el tribunal del distrito de Washington.
El expresidente se aferró además al «privilegio ejecutivo» en un intento por impedir que sus exayudantes entregaran pruebas al Congreso.
Centenares de seguidores de Trump armados con hachas, bates, palos de hockey y otras armas tomaron la sede del legislativo hace más de 10 meses para tratar de revertir el triunfo electoral de Biden.
Todos fueron alentados previamente por el exgobernante en un discurso en el que repitió las afirmaciones de fraude.
A principios de junio el Departamento de Justicia reveló que cerca de 440 personas fueron imputadas por cargos relacionados con el ataque, incluidas unas 125 por agredir a la autoridad.
«El día 6 de enero fue uno de los más oscuros de la historia de nuestra nación. Es imperativo que establezcamos la verdad de lo que ocurrió ese día y que nos aseguremos de que no vuelve a pasar», dijo en su momento Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
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