Por Luis Manuel Arce Isaac
Corresponsal jefe de Prensa Latina en México
Ellos tenían un conocimiento primitivo de los fenómenos meteorológicos, sabían cuándo debía llover y que los cerros eran grandes recipientes de agua que circulaban por arterias en el interior de la tierra y llegaba a las raíces de sus plantaciones de maíz para nutrirlas.
Y aunque parecían creencias mágicas, y así lo recogió la literatura de la conquista, para ellos todo ese universo hermoso y avasallador tenía vida, como los seres humanos, y lo principal era cuidarlos, amarlos como a la madre tierra que jamás se cansa de amamantarlos.
Si esa cosmovisión del agua perdurara, incluso por encima de mitos y de ciencia, como intentan con mucho esfuerzo y casi nulo apoyo yaquis, tarahumaras y el resto de las 68 etnias que sobreviven a la conquista española y la modernidad, probablemente en México no faltara como ahora, a pesar de sus 127 millones de habitantes.
RETOS MÁS IMPORTANTES
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, en 30 años México contará con 23 millones de habitantes más (150 millones), la demanda de alimentos crecerá un 70 por ciento, se requerirá más agua y energía, sin mencionar que habrá acceso limitado al líquido potable, lo cual es uno de los retos más importantes en la actualidad.
Ya hay efectos palpables y dramáticos de la escasez, no solamente ocasionados por el cambio climático, que está presente en todo, sino por la mercantilización y la mala gestión del recurso hídrico.
El estado de Nuevo León es el más elocuente, particularmente la zona metropolitana de Monterrey, que atraviesa por la sequía en las presas abastecedoras de la población, lo cual genera una crisis social de enorme trascendencia que demora en conjugarse.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) explica en uno de sus estudios que la sequía actual enfrentada por México se debe en gran medida a la falta de lluvias en gran parte del territorio nacional, un fenómeno «anticiclónico».
Aunque no analiza a fondo el tema de la sobreexplotación de las fuentes mediante la industria, la minería, la ganadería y los cultivos extensivos, el gobierno local llegó a acuerdos con 36 empresas consumidoras y con pozos propios para que contribuyan a paliar la escasez en el suministro poblacional.
PELIGROSO ACAPARAMIENTO Y CONFLICTOS SOCIALES
Pedro Moctezuma Barragán, coordinador general del Programa de Investigación Sierra Nevada de la estatal Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), enumera los fenómenos que marcan el agua en el país:
Acaparamiento por empresas agrícolas, mineras, inmobiliarias, hoteleras, embotelladoras y cerveceras; contaminación, agudizamiento ante vulnerabilidad por sequías, inundaciones y sobreexplotación de acuíferos.
A esa lista agrega abastecimiento del líquido a centros urbanos y áreas rurales remotas; deterioro de la calidad de ríos, lagos y embalses; mal manejo de aguas residuales; invisibilidad de la importancia de las aguas subterráneas; visión limitada de la gestión de cuencas; fallas de regulación del acceso a aguas superficiales y subterráneas.
Esos, al menos, fueron hallazgos del estudio «Problemática y política del agua», parte de la «Agenda Ambiental 2018» que un grupo de académicos entregó al entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador y que continúan como una de las tareas pendientes de su gobierno.
Datos de Conagua señalan que en 2018 el agua renovable en México totalizó 451,585 millones de metros cúbicos, equivalentes a cubrir todo el país con 23 centímetros de agua. El 67 por ciento se da en el sur y sureste, y 33 por ciento en el norte y noreste. La relación no varió mucho.
DAÑO IRREPARABLE DE LAS MINERAS
Las mineras provocan un daño irreparable en las fuentes de agua subterránea y en los ríos, como es el caso de la empresa Calizas Industriales del Carmen SA de CV (Calica), filial de la estadounidense Vulcan Materials, en Quintana Roo, contra la que está en curso una demanda judicial.
Según el propio López Obrador, la demanda es debido a la “catástrofe ecológica” generada por el banco de materiales explotado y el envenenamiento de aguas subterráneas y ríos.
Igual o posiblemente peor ocurre con el Grupo México y Goldcorp, las dos mineras que mayores cantidades de agua consumen en el país y que más contaminan ríos y aguas subterráneas, según los informes anuales elaborados por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados.
Grupo México es el responsable del derrumbe en la mina de carbón Pasta de Conchos en 2006 en Coahuila, donde aún permanecen los cadáveres de 63 mineros después de un accidente evitable porque la empresa se negó a continuar los trabajos de rescate.
En total 14 empresas contaminaron los cuerpos de agua de las comunidades donde se encuentran. Y otras siete acaparan el líquido de tal forma que ponen en riesgo a las localidades que las circundan.
Bajo numerosas denominaciones el Grupo México mantiene 142 títulos de concesión, documentó en su edición 487 la revista Contralínea. En tanto la minera canadiense Goldcorp Inc. es la segunda en acaparamiento de recursos, mediante varias filiales que ocupan más de 47 millones 600 mil metros cúbicos anuales.
Kimberly-Clark de México, empresa liderada por Claudio X González -uno de los principales opositores al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador- y Valentín Díez-Morodo, tienen el permiso de explotar más de 29 millones de metros cúbicos de agua en cinco regiones del país donde hay sobreexplotación y contaminación de los mantos acuíferos.
Es el equivalente al agua consumida por una población de 529 mil personas.
DISPONIBILIDAD DEL AGUA
Aclara Conagua que la disponibilidad natural del agua depende fundamentalmente del balance entre la que entra al sistema por medio de la precipitación y lo que se pierde por la evaporación y evapotranspiración vegetal.
Expone que el volumen promedio ingresado al país por la vía la precipitación es de 1 488.8 km3 anuales, de los cuales 71,5 por ciento regresa a la atmósfera por evapotranspiración.
Además, alrededor de 48,4 km3 anuales ingresan por importaciones de los ríos de las fronteras norte y sur a las cuales deben restar las cantidades que exportan a Estados Unidos por convenios de uso de afluentes comunes, como el río Bravo para México y río Grande para el vecino.
Así, en el balance general la disponibilidad natural media en México es de 471.5 km3 anuales de agua en promedio al año, precisa Conagua.
PERSPECTIVAS CENTRADAS EN LA TECNOLOGÍA
Hasta ahora no parece que haya una acción a fondo contra comercialización del agua porque el mercado sigue operando de la forma acostumbrada, y todo indica que las soluciones para garantizar un abasto estable y eficiente se basan en la innovación tecnológica.
Esto se evidenció en el reciente foro Innovación y sustentabilidad en el campo: presente y futuro de la agricultura ante el cambio climático y sequías, organizado por Bayer, académicos, iniciativa privada y representantes de organizaciones mexicanas expertas en el tema.
Sofia Escoto, especialista de datos en Bayer, coincide en que todos los sectores deben trabajar en conjunto para tener alimentos suficientes y por ello es importante usar el agua de una manera más sostenible, a través de prácticas agronómicas mejoradas con un enfoque integrado y avances en cultivos más resistentes.
Pero el tema clave sigue siendo el cuidado del agua, su no comercialización, y una explotación que no ponga en peligro el suministro y uso colectivo como un derecho humano que todos los gobiernos deberían cumplir escrupulosamente.
arb/lma