Sin embargo, la ausencia de público desde el viernes, ante las medidas gubernamentales por el impacto del coronavirus, no significa que el museo más visitado del mundo –con casi 10 millones de visitantes anuales- esté paralizado.
“Además de las labores de preservación y vigilancia de las colecciones, continúan las operaciones de gestión”, aseguró Martínez en entrevista con el diario Le Figaro.
Según el presidente del emblemático lugar, cientos de agentes y miembros del cuerpo de bomberos mantienen su trabajo diario en la instalación con ocho siglos de historia y una arquitectura excepcional, que ha sido desde palacio real y residencia de jefes de Estado hasta el hogar de icónicas obras de la cultura universal, como la Mona Lisa, la Venus de Milo y la Victoria Alada de Samotracia.
Por su parte, el personal administrativo prosigue el trabajo desde la casa, precisó.
Las guerras mundiales y los atentados terroristas del último lustro también llevaron al cierre del Louvre, aunque para Martínez el actual escenario es particular, porque el museo parisino “está en el corazón de una forma de mundialización”.
“Ahora el cierre tiene un impacto diferente al del siglo pasado (en alusión a las guerras) y simboliza la gravedad de la crisis sanitaria”, insistió.
Unas dos mil personas trabajan a diario en el museo que suele recibir en una jornada hasta 30 mil visitantes, la mayoría de los empleados centrados en la vigilancia de las colecciones.
El cierre de la institución no significa un cese total de las actividades, con opciones disponibles en su página web y las redes sociales para el disfrute de adultos y niños, que incluyen un cara a cara con la Mona Lisa mediante la realidad virtual, aunque para ello los interesados deben tener en casa un aditamento especial.
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