Conscientes del alcance de la responsabilidad asignada, más de 21 mil integrantes de la brigada médica de la isla, agrupados en las diferentes áreas de la Misión Barrio Adentro, ocupan el primer frente de lucha contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 para frenar su propagación y cortar a tiempo las cadenas de contagio.
Desde los diversos escenarios de actuación, lideran experiencias conmovedoras como las relatadas por el especialista en Medicina General Integral Gustavo Bernal, con cinco años de experiencia y designado coordinador del Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Flores de Catia, ubicado en esa parroquia (demarcación) del oeste de Caracas.
El trabajo en equipo constituye premisa en la tarea de salvar vidas, asegura el joven galeno -natural de la provincia cubana de Sancti Spíritus-, al señalar que resultó necesario transformar la rutina diaria de los 57 colaboradores desplegados en ese centro centinela, donde atienden directamente a pacientes sospechosos e infectados por Covid-19.
«Todos los trabajadores de perfiles médicos y no médicos nos empeñamos en hacer lo necesario para contribuir en la lucha contra la pandemia; distribuimos las tareas y a algunos nos tocó apoyar en otras labores como la elaboración de alimentos y la limpieza en los CDI y los módulos donde vivimos», precisa Bernal.
Mientras un equipo apuesta directamente por la recuperación de pacientes en estado leve de la enfermedad, otra fuerza indispensable desanda serpentinadas arterias y empinados senderos en los cerros de la capital en la búsqueda de pacientes sospechosos y con síntomas durante las pesquisas diarias en la comunidad.
«Hacemos promoción de salud, les hablamos a los venezolanos sobre la importancia de las medidas higiénicas, el uso del nasobuco o tapabocas, la necesidad del aislamiento social; se han portado como verdaderos héroes, apegados a los principios de humanismo y solidaridad», subraya el médico cubano.
En medio de la contingencia sanitaria, el CDI Flores de Catia continúa prestando otros servicios como laboratorio clínico, rayos X y consultas externas en la atención a pacientes con otras patologías, de acuerdo a lo establecido para su habitual funcionamiento.
EQUIPO EN ACCIÓN En los pasillos y la sala de terapia intensiva del mencionado centro asistencial, ubicado en la parroquia Sucre del municipio Libertador en Caracas, se respira el optimismo y la sensibilidad de la doctora cubana Yinet Beatriz Torres, especialista en Medicina General Integral, quien desde hace ocho años dedica sus esfuerzos al bienestar de los venezolanos.
Con la timidez de quien prefiere la privacidad de una consulta al cuestionario de una reportera, esta doctora santiaguera radicada en Venezuela y reinsertada en la Misión Barrio Adentro, confiesa pasión infinita por la labor asistencial y revela su experiencia ante los desafíos afrontados en tiempos de Covid-19.
«Nos hemos sentido muy bien todos los miembros del equipo que tratamos directamente a pacientes infectados con el coronavirus, sin temor a pesar de tratarse de un nuevo padecimiento sobre el cual debemos prestar especial vigilancia, pues la sintomatología varía de un caso a otro», añade.
No existe experiencia más alentadora que lograr la recuperación y el egreso en excelentes condiciones de los enfermos, subraya Torres, quien apuesta por cualquier riesgo que implique preservar una vida humana.
Por su parte, la licenciada en Tecnología de la Salud Delia Magdalena Sánchez, con 29 años de experiencia y 15 meses de trabajo en Venezuela, desempeña una función vital en el pesquisaje y la detección de casos del nuevo coronavirus a través de la toma de muestras a potenciales infectados y el procesamiento de estas pruebas de diagnóstico.
«Las trabajadoras del laboratorio realizamos de forma diaria un grupo numeroso de exámenes durante jornadas extensas y a veces, agotadoras, pero siento que soy un soldado más en esta batalla para la eliminación de la pandemia y me siento útil ayudando a quienes lo necesitan», enfatiza Sánchez.
Nunca imaginaron Delia y Yinet que les costaría reconocer a sus compañeros resguardados tras los imprescindibles medios de protección como espejuelos, nasobucos y escafandras, entre ellos la enfermera villaclareña Pura Marrero -consagrada por tres décadas a su profesión-, quien valora el actual reto como una oportunidad para la superación permanente.
«Para este ejército de batas blancas el propósito es salvar vidas y cumplir con la tarea asignada como expresión de la solidaridad y el humanismo de los cubanos; en lo personal representa un gran orgullo para mí y para mi familia, apoyo esencial en mi desempeño», expresa.
Coinciden las profesionales cubanas de la salud en la oportuna preparación recibida por parte de epidemiólogos y especialistas para el empleo de un protocolo específico en el tratamiento a pacientes sospechosos y positivos de Covid-19.
Con el pensamiento puesto en sus familiares en Cuba, a quienes les insisten sobre el cumplimiento de las medidas preventivas orientadas por el gobierno cubano, este trío de colaboradoras califica de muy oportunas las medidas de aislamiento social decretadas por el Estado bolivariano, las cuales permitieron aplanar la curva de contagios.
BARRIO ADENTRO APUESTA POR LA VIDA
El equipo de trabajo del CDI Flores de Catia, así como tantos otros diseminados por la extensa geografía venezolana, a través de las distintas instituciones de la Misión Barrio Adentro, protagonizan historias de entrega y altruismo en enfrentamiento a la pandemia que ha causado ya la muerte a más de 185 mil personas en el mundo.
Con disciplina y profesionalidad alternan sus rutinarios procederes para cumplir con la tarea del pesquisaje en todas las comunidades del país como importante medida de prevención y detección de posibles casos de la enfermedad.
En declaraciones a Prensa Latina, el jefe de la misión médica de Cuba en Venezuela, Reinol García, precisó que de los 572 CDI existentes, 339 priorizan la atención a la emergencia sanitaria por la pandemia, de conjunto con los 13 mil consultorios populares, donde galenos cubanos y venezolanos abrazan el principio de preservar vidas.
A la fecha, estas acciones se traducen en la contención de la enfermedad, una tasa de recuperación que roza el 50 por ciento de los casos y un índice de letalidad de apenas 0,4 fallecidos por cada millón de habitantes, entre los más bajos de América Latina y el mundo.
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*Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.
