Con 17 años de estancia en Luanda, el intelectual encabeza la Asociación de la Comunidad de Cubanos Residentes en Angola (Accra) y desde esa perspectiva conversó con Prensa Latina sobre el tema.
Por las redes sociales, me enteré del ataque a la embajada cubana en la capital de Estados Unidos el pasado 30 abril con un fusil semiautomático de asalto, luego confirmé que era verdad cuando vi por Cubavisión Internacional, el canal 164 en Angola, la denuncia del canciller Bruno Rodríguez Parrilla, relató.
En opinión de Moncada, se trata de “un acto mezquino, cobarde, inconsecuente con los momentos que vivimos en el planeta”, un incidente condenable, agregó, como también lo son los ataques terroristas a las embajadas estadounidenses, donde pueden morir personas inocentes.
La acción contra la sede diplomática en Washington D.C., “es una consecuencia directa de la política de odio del gobierno de Donald Trump en su intento de destruir el ejemplo de Cuba ante el mundo”, consideró el representante de la Accra.
Según comentó, las evidencias divulgadas demuestran que el comisor del hecho, Alexander Alazo, tiene vínculos “con personas abiertamente contrarias a nuestra Patria y nuestro sistema de gobierno”.
A la luz del Derecho Internacional, opinó, la ausencia de una declaración de condena por parte del gobierno norteamericano, representa “una muestra más del contubernio y la anuencia”, en concordancia con “su política oficial de instigación al odio y a la violencia” contra la nación cubana.
“Y para colmo de la desfachatez y la falta de profesionalidad” a los pocos días y ante el reclamo de Cuba de una investigación exhaustiva de los hechos, la Casa Blanca incluyó a la isla en una lista de países terroristas, dijo el profesor.
Hay muchos antecedentes, consideró, que demuestran los vínculos entre las administraciones de EE.UU. y las acciones violentas contra Cuba, la lista es inmensa: la explosión de un avión cubano en las proximidades de Barbados, la liberación del terrorista confeso Luis Posada Carriles y las bombas en hoteles de La Habana, recordó.
Tampoco nos olvidamos de cuando introdujeron en territorio cubano enfermedades y plagas como la fiebre porcina, el moho azul del tabaco y la roya de la caña, sin contar el mayor acto de genocidio: el bloqueo económico, financiero y comercial, mantenido durante más de medio siglo, estimó el educador.
En medio de la Covid-19, el imperio intenta desacreditar la labor internacional de los médicos cubanos «y es por la misma razón: Odio visceral e impotencia yanqui, incapaz de aceptar la solidaridad y el altruismo de nuestra gente”.
Al presidente Trump, a su gabinete, y a “los sayones que se aúpan entre ellos”, estimó, hay que responderles con palabras del Héroe Nacional y apóstol de la independencia de Cuba, José Martí: “Los que no tienen el valor de sacrificarse, al menos han de tener el pudor de callarse antes los que se sacrifican”.
En vísperas este 19 de mayo del aniversario 125 de la caída en combate de Martí, autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, liderado por Fidel Castro, los cubanos seguimos enarbolando la visión martiana de que “Patria es humanidad”, no hay mejor prueba de ello que la labor de nuestros médicos, resumió.
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