Junto a la suya, también ofrendaron sus vidas los combatientes Floro Vistel Somodeville y Salvador Pascual Salcedo, ambos combatientes clandestinos e integrantes del Movimiento 26 de Julio, comandado por el líder de la última gesta emancipadora cubana, Fidel Castro.
Josué y sus compañeros pretendieron exponer con su acción la situación revolucionaria que vivía su natal Santiago de Cuba y el país, motivada por el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 protagonizado por Batista, y que pretendía ser silenciada con un montaje electorero de la tiranía.
En el enfrentamiento con la policía resultaron muertos Floro y Salvador, mientras Josué País fue herido, detenido y asesinado posteriormente, bajo custodia policial, con un disparo en la sien.
El sepelio del más joven hermano de Frank País, jefe nacional de Acción y Sabotaje del M-26-7, y de sus dos compañeros de lucha se convirtió en una multitudinaria manifestación de duelo popular que acompañó a los féretros cubiertos con banderas del Movimiento 26 de julio, en claro desafío a la dictadura.
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