«Debemos cuidar la salud en el actual contexto sanitario, y garantizar que la fiesta más bella del mundo siga siendo una fiesta y no una hecatombe», subrayó el burgomaestre ecologista.
El esperado evento de connotaciones religiosas, por la veneración a la Virgen María, y popular, estaba previsto desde el 5 hasta el 8 de diciembre.
Las familias residentes en la suroriental ciudad, la tercera más poblada de Francia, suelen iluminar las ventanas con vasos de colores en forma de velas, a lo que se suman las actividades y los espectáculos locales.
De acuerdo con medios de prensa, por varias semanas estuvo en duda la organización de la fiesta de las luces en Lyon, urbe bajo toque de queda por el deterioro de la situación epidemiológica.
Si bien no tendrán lugar durante los cuatro días los espectáculos que dibujan de manera peculiar las fachadas, con seguridad los vecinos mantendrán la tradición de iluminar las ventanas.
La fiesta con orígenes a mediados del siglo XIX también fue suspendida en 2015 por la ola de ataques terroristas que sacudió a Francia.
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