Los más recientes resultados de la investigación, que comenzó en 2013, fueron publicados en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society y permiten explorar cómo estas galaxias crecen, giran, se aceleran o ralentizan con el tiempo e interactúan entre sí.
Para el estudio se utilizó el Espectrógrafo de Campo Integral Multiobjeto Sydney-AAO (SAMI), instrumento fabricado a medida que permite ver las estructuras internas reales de las galaxias y es operado por la Universidad Nacional de Australia.
‘El estudio SAMI muestra cómo la estructura interna de las galaxias está relacionada con su masa y su entorno al mismo tiempo, de modo que podemos entender cómo estas cosas se influyen mutuamente’, explicó el autor principal, Scott Croom, de la Universidad de Sídney.
De acuerdo con el estudio, no hay dos galaxias iguales, pueden estar aisladas o apiladas en el denso corazón de los cúmulos galácticos o en cualquier punto intermedio.
Con la utilización de estos datos, un equipo demostró que la dirección del giro de una galaxia depende de las demás a su alrededor y cambia en función de su tamaño.
Otro grupo, por ejemplo, demostró que la cantidad de rotación de una galaxia está determinada principalmente por su masa, con poca influencia del entorno.
Mientras un tercer equipo examinó las galaxias que estaban reduciendo su producción de estrellas.
Según los especialistas, la información reunida ayudará a comprender por qué las galaxias tienen un aspecto diferente según el lugar del universo en el cual se encuentran y qué procesos impiden que formen nuevas estrellas.
También permitiría responder interrogantes como por qué las estrellas de algunas galaxias se mueven en un disco giratorio muy ordenado, mientras en otras sus órbitas están orientadas al azar.
Los científicos aseguraron que la investigación seguirá adelante con el uso de un nuevo instrumento australiano que comenzará a funcionar en 2021, con el cual se pretende aumentar la cantidad y detalle de galaxias a observar.
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