La recordación de la catástrofe se junta con los 29 años del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), con sede en esta ciudad y consagrado al monitoreo y las indagaciones científicas relacionadas con esos eventos naturales, signados por su carácter imprevisible.
De acuerdo con publicaciones en redes sociales del doctor Enrique Arango, vicedirector técnico de esa institución, y el experto Henry Delgado, el 3 de febrero de 1907 quedó inaugurada en La Habana la primera estación magnético-sismológica de Cuba.
Ubicado en la Quinta La Asunción, del barrio de Luyanó, el observatorio, perteneciente al Colegio de Belén, se convirtió en el mayor y mejor equipado de esta región, indicaron los especialistas.
Por su parte, el Cenais centra sus empeños en los Sistemas de Alerta Sismológico y de Tsunamis, junto a las Observaciones Geodinámicas, que en el primero apuntan al monitoreo en tiempo real de esa actividad en el territorio nacional y áreas aledañas y a la ampliación de la red en el Occidente.
Ante la ocurrencia de terremotos tsunamigénicos en el Caribe se implementa ese sistema de alerta en la Estación Central, con lo cual se suma una herramienta para la detección y mitigación de esos desastres naturales en el área.
La tercera misión se vincula al monitoreo de la dinámica de la Placa de Norteamérica con la estación GNSS (sistema de navegación global por satélites) permanente SCUB y otras unidades de carácter temporal.
En una de sus recientes incursiones en Internet, Arango respondió inquietudes de personas en relación con el temblor del 28 de enero del 2020, con magnitud de 7.8 en el Caribe Occidental, el más fuerte instrumentalmente registrado en Cuba.
El mayor número de réplicas fue ubicado al oeste y distante del evento principal, lo cual suscitó variados análisis, algunos que consideran un adelgazamiento de la corteza y otros, que ese sector aún no ha experimentado una ruptura completa y es de esperar otra sacudida fuerte.
mca