Así lo manifestó la doctora Diana Sedal, rectora de la institución docente y una de los más de 600 voluntarios de diversos sectores de la sociedad santiaguera que toman parte de esas pruebas decisivas en el empeño de la ciencia de la isla frente a la Covid-19.
Sedal dijo que esta participación es una muestra más del compromiso social del claustro universitario, de trabajadores y estudiantes empeñados también en tareas de apoyo en los centros de aislamiento que funcionan en sedes de la UO.
Añadió que ante la convocatoria la respuesta no se hizo esperar y rebasó con creces las cifras solicitadas.
En igual sentido expresó su opinión el doctor Frank Josué Solar, director de Patrimonio e Historia de la casa de altos estudios, quien consideró que ese gesto trasciende lo personal y familiar para impactar en la nación y en países en desarrollo necesitados de estos avances ante la Covid-19.
Apreció que las vacunas cubanas representan en buena medida la esperanza frente a las que comercializan las grandes farmacéuticas en el mundo, algunas muy distantes del alcance de las grandes mayorías.
La doctora María del Carmen Ricardo, una de las investigadoras principales del ensayo clínico, resaltó el altruismo y la cooperación de la población santiaguera y de distintos organismos para desarrollar con favorables resultados el experimento.
Por su parte, el doctor José L. Rodríguez, de la dirección de investigaciones clínicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, creador de Abdala, agradeció las facilidades creadas y el apoyo, principalmente en el hospital general docente Saturnino Lora.
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