Las transformaciones vigentes desde el 1 de enero van a promover las exportaciones y, en cambio, las importaciones se encarecerán, lo que favorecerá el encadenamiento productivo con la economía nacional, por lo que el saldo debe ser positivo.
Desde esa fecha se eliminó la circulación legal del CUC (peso cubano convertible) y se estableció una tasa de cambio única de 24 pesos por un dólar, lo cual dejó atrás la desfavorable situación cambiaria de las empresas estatales de 1×1.
En un contexto de ordenamiento monetario en Cuba, la devaluación de la moneda nacional supondrá un reto para el sector empresarial, debido, entre otros factores, al aumento de los costos de las importaciones.
No obstante, esa devaluación también dará más competitividad a los productos nacionales y mayor naturalidad a las relaciones entre empresas, y de esa manera los productores tendrán más oportunidad de entrar en un mercado, ahora copado por las compras en el exterior.
De acuerdo con el jefe de la Comisión para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, Marino Murillo, la adquisición de numerosos bienes en el mercado internacional se debía a las distorsiones generadas por la dualidad monetaria en el sector, pues la sobrevaloración del peso cubano respecto al dólar abarataba los costos de estas operaciones.
Ahora, con el ordenamiento monetario en el sistema empresarial los que exporten saldrán beneficiados, porque tendrán más ingresos por ese concepto y por el uso de materias primas nacionales.
Mientras, varias entidades realizarán un esfuerzo grande para soportar la devaluación, y en un primer año pudieran tener pérdidas.
Para ellas en el presupuesto estatal se diseñó un determinado nivel de recursos financieros, unos 18 mil millones de pesos (750 millones de dólares), para en ese periodo subsidiarles pérdidas y con ello garantizar que se mantengan bienes de primera necesidad y no se genere desempleo.
Sin embargo, ello no significa cubrir ineficiencias, ni que estas se trasladen a los precios, porque el ordenamiento ‘se diseñó como un ajuste, pero no a la forma del ajuste salvaje del capitalismo’, explicó Murillo.
Asimismo, para incentivar las exportaciones Cuba aprobó que las empresas retengan total o parcialmente los ingresos en divisas obtenidos por el sobrecumplimiento de esa actividad, y que gestionen directamente créditos financieros o comerciales, previstos en el Plan de la Economía, asumiendo la responsabilidad de su devolución.
Otra vía de incentivar la eficiencia en las empresas cubanas es la autorización que se les concede para distribuir utilidades entre sus trabajadores, después de pagar impuestos, al cierre de cada trimestre, sin límites en el monto a repartir y sin estar condicionada al cumplimiento de indicadores.
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