Cuba reitera el respaldo a su efectiva implementación y considera preciso reconocer que sus objetivos aún están por cumplirse, subrayó en un panel de alto nivel, dedicado al aniversario del evento que trazó a nivel mundial el camino para enfrentar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
De acuerdo con el embajador de la isla, en el planeta se observa una creciente oleada de esos flagelos, los cuales son promovidos mediante las redes sociales y otras vías de comunicación, casi siempre con impunidad.
La pandemia de la Covid-19 evidencia que el orden internacional impuesto por los poderosos, en lugar de más cooperación y solidaridad, exacerba las múltiples formas de discriminación y de racismo, en particular en sus propias sociedades, advirtió.
Quintanilla destacó que en Cuba la Revolución de 1959 trajo un proceso de transformaciones radicales, entre ellas el impacto demoledor a las bases estructurales del racismo y la erradicación de la discriminación institucional.
Mostramos importantes resultados en esta lucha, aunque queda todavía por hacer, dijo en el foro el diplomático, quien resaltó la aprobación en 2019 de un Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, coordinado por una comisión encabezada por la Presidencia de la República.
Asimismo, manifestó en el panel la importancia de la cooperación, del diálogo respetuoso y de la voluntad de los Estados para garantizar que todos los seres humanos sean tratados como iguales, en sintonía con lo adoptado en Durban en 2001.
El embajador Quintanilla insistió además en la necesidad de desterrar del planeta la manipulación y la politización de las cuestiones abordadas en la histórica conferencia acogida por Sudáfrica.
jcm/wmr