El tema de los rendimientos agrícolas preocupa a científicos y agrónomos, pues para 2050 disminuirá más de la mitad la utilidad de la tierra a nivel global, explicó en el programa radiotelevisivo Mesa redonda Eulogio Pimentel, vicepresidente de BioCubaFarma.
Los también conocidos alimentos trangénicos constituyen algunas de las alternativas que aporta la ciencia, destacó.
Pero, dijo el experto, tienen que demostrar su valor alimenticio y que ‘no son ni tóxicos ni eco-tóxicos’, puntualizó.
Para Mario Pablo Estrada, director de Investigaciones agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), líder de estos productos, los alimentos trangénicos ayudarán en la producción de las semillas propias del país, sobre todo el maíz y la soya.
Ejemplificó que de 2014 a 2018 Cuba importó 700 mil toneladas de maíz por año, más de mil 500 millones de dólares en alimentos importados.
Al avalar el uso de esta tecnología, Estrada explicó que en la actualidad varios científicos Premios Nobel y más de 200 instituciones aseguran su uso mediante 25 años de investigaciones sobre sus beneficios, tanto para la salud humana como la ambiental.
En julio último, científicos cubanos crearon una Comisión Nacional para el Uso de los OGM, destinada al control y utilización ordenada de esa técnica biotecnológica, como alternativa para el desarrollo agrícola nacional.
La norma para su utilización, amparada por el Decreto Ley no. 4, forma parte de un paquete de políticas asociadas a las capacidades científico-tecnológicas del país y en la búsqueda de producción de semillas bajo este proceso biotecnológico agrario.
Organismos en los cuales el material genético (ADN) ha sido alterado de un modo artificial, los OGM se basan en la llamada biotecnología moderna, tecnología genética, o tecnología de ADN recombinante, que permite transferir genes seleccionados individuales de un organismo a otro, también entre especies no relacionadas.
Los cultivos GM actualmente en el mercado tienen como objetivo principal aumentar el nivel de protección de los cultivos mediante la introducción de resistencia a enfermedades causadas por insectos o virus a los vegetales o mediante una mayor tolerancia a los herbicidas.
Cuba tiene experiencias en la producción de este tipo de semillas de maíz y soya, en los que los productores auguran un impacto muy significativo en la economía nacional a corto y mediano plazos.
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