Un artículo de opinión publicado en el diario The Globe and Mail por John Kirk, profesor de estudios latinoamericanos en la Universidad de Dalhousie, y Stephen Kimber, profesor de periodismo en la Universidad King’s College, aboga porque las autoridades de esa nación norteña marchen hacia una ‘relación bilateral sólida’.
Es hora de que Canadá refuerce sus vínculos con Cuba, subrayan ambos académicos al pedir que se abandone seguir al pie de la letra a Estados Unidos, como ocurrió con el cierre en 2018 de la embajada canadiense en La Habana tras presuntos ataques sónicos contra el personal diplomático. Canadá tiene un nuevo Ministro de Asuntos Exteriores. Estados Unidos tiene un nuevo gobierno. Ha llegado el momento de reiniciar nuestra política exterior. ¿Dónde mejor empezar que en Cuba, donde tenemos tanto la historia como la posibilidad?, sostienen los expertos.
Ambas naciones mantienen desde hace tiempo una relación especial y ‘lo que nos importa ahora es que la Casa Blanca de Biden dice que quiere revertir muchas de las 240 acciones que la administración Trump tomó contra Cuba’, aseguran los profesores canadienses.
Refieren varios acontecimientos que ilustran el enfoque del presidente Joe Biden para un acercamiento a la isla.
‘No será fácil ni rápido. Para empezar, la revocación de algunas medidas de Trump -como la ridícula designación a última hora de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo, que desencadena otras medidas económicas y diplomáticas contra ella- será un proceso que llevará tiempo’, manifiestan ambos estudiosos.
El nuevo Ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, Marc Garneau, debería empezar por restablecer la dotación y los servicios completos de la embajada canadiense en La Habana y distanciar al país de la injerencia al estilo estadounidense del anterior canciller en los asuntos internos de otras naciones latinoamericanas, precisan.
Kirk y Kimber abogan en su artículo porque Ottawa busque formulas para ayudar al pueblo cubano en lo que es un momento difícil, en especial, cuando enfrentan la escasez de alimentos.
‘Podemos -y debemos- ayudar proporcionando asistencia alimentaria. En comparación con Cuba, somos un país rico con relativamente pocos problemas alimentarios. No tenemos las mismas filosofías sobre los sistemas políticos, pero en el pasado hemos aceptado discrepar con civismo’, puntualizan al abogar por una relación bilateral sólida.
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