La presentación, cuya emisión televisiva está programada para hoy en Argentina, Cuba y el canal Telesur, contó con la participación de los editores de la obra en castellano, portugués y francés, así como con la embajadora de Cuba en Bélgica, Norma Goicochea.
La investigación amplía los detalles ya conocidos sobre la explosión del buque francés La Coubre en el puerto de La Habana, y revela nuevos elementos a partir de entrevistas realizadas a algunos de los supervivientes y los archivos la Compagnie Générale Transatlantique, empresa estatal francesa propietaria del navío.
El trágico suceso dejó un saldo de 101 fallecidos, 6 de ellos marineros franceses, y unas 400 personas heridas, y desde los primeros momentos se sospechó que el estallido podría deberse a un acto terrorista, como más tarde corroboró la investigación llevada a cabo por Cuba.
Lo que Calvo aporta en su libro son datos procedentes de los archivos conservados en la French Lines & Compagnies, que guarda el patrimonio histórico de la Marina Mercante francesa, y que estuvieron vetados al público hasta 2011, siendo el autor el primero en acceder a la totalidad de estos documentos, según explicó a Prensa Latina.
A partir de las declaraciones del exjefe de la contrainteligencia cubana Fabián Escalante, del radio operador de La Coubre, Maxime Ivol, y del periodista estadounidense Donald Lee Chapman, que viajaba en el barco, y de los propios documentos consultados, la explosión fue provocada presuntamente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense.
Estados Unidos decretó un bloqueo de armas contra Cuba desde el primer momento del triunfo revolucionario, así lo contó el entonces presidente Dwight D. Eisenhower en sus memorias, y también el exoficial de la Armada francesa Joseph Le Gall, en el libro de Calvo.
‘La Embajada de EE.UU. en Bruselas, a través de un cónsul (¿miembro de la CIA?) y su agregado militar, intentaron, en vano, presionar al Ministerio de Asuntos Exteriores belga para que no cumpliera su contrato’, explica el exmilitar, en referencia a la venta de armas acordada entre Bélgica y Cuba y que era parte del cargamento que transportaba La Coubre.
Con respecto a dónde se preparó el sabotaje terrorista, Calvo plantea la localización del puerto belga de Amberes, última escala del buque antes de su llegada a La Habana, y en el que permaneció durante tres días sin apenas vigilancia, con todo el armamento ya en las bodegas.
Además, el investigador aventuró que los responsables del brutal atentado hubieran recibido algún tipo de ayuda del ‘Service VII’, una célula clandestina del Ministerio del Interior francés, cuyo principal objetivo era evitar a cualquier precio que llegara armamento al Frente de Liberación Nacional de Argelia.
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