Han transcurridos 35 años de aquel encuentro entre el Comandante en Jefe de la Revolución cubana y el Gran Líder coreano, el cual definió para siempre el cariño y empatía entre dos procesos revolucionarios con particularidades diferentes e iguales propósitos.
La mayor de las Antillas y el país asiático sellaron esos vínculos 26 años antes con el establecimiento de relaciones diplomáticas en agosto de 1960 y la visita a Pyongyang tres meses después del comandante Ernesto Che Guevara.
En octubre de 1966, el entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Raúl Castro, acompañado por el presidente Osvaldo Dorticós, viajó al hermano país, donde al igual que sus predecesores recibieron el agasajo de autoridades, pueblo y el Partido del Trabajo (PTC).
De acuerdo con declaraciones a Prensa Latina tiempo atrás del embajador de Cuba en la RPDC, Jesús Aise, Fidel y Kim tuvieron especial empatía personal desde el mismo momento del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.
El periódico Minju Joson, de la Asamblea Popular Suprema, al evaluar la visita del líder histórico cubano escribió que fue una de las más importantes realizadas en el siglo XX por un estadista mundial a la República Popular Democrática de Corea.
La estancia de cinco días del Comandante en Jefe cubano en la nación asiática concluyó con un discurso, en el cual reafirmó los principios que definirían los lazos fraternales de La Habana con Pyongyang.
En acto de masas realizado en el Palacio de los Deportes, Fidel sentenció que ‘Cuba sostiene firmemente que solo existe una Corea’, y dio su apoyo resuelto e irrestricto a la ‘sabia política de reunificación pacífica de la patria’ proclamada por Kim Il Sung y el PTC.
Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos, el líder caribeño aseguró a los pyongyaneses que la mayor de las Antillas ‘jamás fallará en su permanente solidaridad a Corea’, jamás se rendirá, y ‘mantendrá siempre enarboladas sus inclaudicables banderas comunistas e internacionalistas’.
Fidel subrayó que Corea Democrática, sus dirigentes y su pueblo ‘vivirán siempre en nuestros sentimientos de revolucionarios, de patriotas y de luchadores por el triunfo del socialismo’, y elogió el talento y la calidad humana de su ‘gran líder y sabio conductor’, el presidente Kim Il Sung.
Más de dos décadas después, el líder histórico recordó que ‘No hubo tema que no discutiera con mi ilustre anfitrión Kim Il Sung. No lo olvidaré’, escribió en una Reflexión el 24 de julio de 2008 al rememorar su llegada a Pyongyang el 7 de marzo de 1986.
El cariño trasmitido por las autoridades, pueblo y PTC a los líderes cubanos en diferentes momentos históricos quedó también evidenciado, a modo de continuidad, con las visitas a la RPDC del presidente Miguel Díaz-Canel en septiembre de 2015 y noviembre de 2018.
La estadía del mandatario cubano en Pyongyang, sus encuentros y conversaciones con el máximo dirigente del PTC, además de profundizar los sentimientos fraternales, sirvió para lograr ‘históricos acuerdos’ y ampliar el desarrollo de las relaciones bilaterales conforme a la nueva época.
Así lo manifestó el pasado año el embajador de la RPDC en Cuba, Ma Chol Su, en el acto conmemorativo por las seis décadas del establecimiento de relaciones entre los dos países, las cuales calificó de ‘preciosas relaciones’.
Esos vínculos, subrayó, fueron enriquecidos, de manera constante, gracias a las voluntades y esfuerzos comunes de los líderes históricos de ambas naciones.
El diplomático evocó la orden del Gran Líder coreano cuando la crisis de octubre de 1962, de luchar junto con los cubanos ‘en la misma trinchera con las armas en la mano hasta la última gota de sangre’ y aún lo ‘tenemos grabado imborrablemente en el fondo de nuestro corazón’.
A casi tres décadas y un lustro después del entrañable abrazo entre Fidel Castro y Kim II Sung, el también presidente de Asuntos Estatales de la RPDC, Kim Jong Un, ratificó en enero pasado en mensaje dirigido a Raúl Castro, la voluntad de consolidar la cooperación con la dirección política y el pueblo de Cuba.
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