Al intervenir en un debate del Consejo de Derechos Humanos, el embajador cubano instó a abandonar la nociva práctica de algunos países de promover sin el mayor reparo los dobles raseros, la manipulación, el enfoque punitivo y la selectividad en el tratamiento de tan sensible cuestión.
‘Resulta cada vez más evidente el intento de convertir el Consejo en una especie de tribunal, en el que se promueven acciones injerencistas y se intenta legitimar políticas de cambio de régimen’, denunció.
En el foro dedicado al tema cuatro, reservado para las situaciones que requieren la atención de este órgano de la ONU, el diplomático afirmó que Cuba continuará denunciando y rechazando el empleo de los derechos humanos como arma política y del Consejo como escenario de confrontación.
‘Las resoluciones y los mandatos emanados de iniciativas bajo este tema de la agenda, por lo general no tienen el menor impacto en el terreno, al no contar con la anuencia de los Estados concernidos. No obstante, se destinan millones de dólares para dichas iniciativas y mandatos’, subrayó.
De acuerdo con Quintanilla, tales posturas constituyen una manera estéril de gastar recursos, en un sistema multilateral que requiere la mayor atención posible a las cuestiones relacionadas con el desarrollo.
El enfoque punitivo debe cambiarse por otro en el que prevalezcan el respeto, la cooperación y el diálogo constructivo, insistió en el debate enmarcado en la sesión 46 del Consejo, prevista aquí hasta el 23 de marzo.
A nombre de Cuba, su representante repudió que algunos gobiernos intenten dar lecciones sobre estándares de democracia y derechos humanos, alejados de la realidad, y que muchas veces ni siquiera ellos mismos cumplen.
‘La narrativa de algunos países de que supuestamente reconocen sus problemas y están totalmente abiertos al escrutinio no es creíble. Es muy fácil adoptar ese discurso cuando se sabe que nunca estarán escrutados, porque en este mundo, lamentablemente, el que paga manda. ¿O es que están dispuestos a presentar resoluciones y mandatos sobre sí mismos?’, sentenció.
Quintanilla también criticó en el foro que no se denuncien flagrantes y evidentes violaciones de los derechos humanos cometidas por los poderosos.
No se condena a quienes imponen criminales medidas coercitivas unilaterales, ni las amenazas, las agresiones contra Estados, ni la continua violación de las reglas más básicas que rigen las relaciones internacionales. Rescatemos los objetivos centrales de cooperación y diálogo por los que debe regirse este órgano, reclamó.
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