Este arte tradicional fue históricamente una marca registrada de la vida de los cafés en Damasco, y es una mezcla artística de títeres cuyas figuras se proyectan en una pantalla sobre la cual se ejecutan diálogos y comentarios humorísticos a través de los cuales se transmiten mensajes sociales.
Según declara Shahada a Prensa Latina, ese tipo de escenificación era durante los años de su existencia exclusivo para los hombres, pero ahora nosotras las artistas sirias también podemos contribuir a rescatarlo, garantizar la continuidad y preservar esa identidad como componente de la cultura nacional.
Además de las dos figuras tradicionales definidas como los personajes de Karakoz e Iwaz, introduje a Jorieh que es la primera marioneta mujer con el objetivo de crear nuevas figuras para transmitir un mensaje social al público bien diverso y que incluye a ancianos, niños enfermos, personas con necesidades especiales y huérfano, dijo.
A su vez, Ammar Hasan, artista plástico de la Secretaria Siria para el Fomento, destacó los esfuerzos de organizaciones gubernamentales y sociales para salvar el teatro de sombras que está en la lista de elementos en peligro del Comité de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.
Hemos logrado devolver la vida a este arte para evitar que se pierda por diferentes cambios sociales a causa de la guerra y por el predominio de modos de diversión generados por los medios informativos modernos y las tecnologías digitales, afirmó.
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