La Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, fundada al norte de la región en Nuevitas, comenzó a erigirse en el actual emplazamiento para 1528, aunque no fue hasta finales del siglo XVIII que la Plaza de Armas, devenida luego en Parque Agramonte, alcanzó notoriedad.
El espacio cercano a la Iglesia Mayor además de servir a festejos religiosos y celebraciones, tenía en sus proximidades un cementerio aledaño, que hasta la apertura en 1813 de un sitio oficial para los menesteres funerarios, fungió como tal.
Estudios del investigador Eduardo Labrada muestran los antecedentes del actual Parque Agramonte, uno de los sitios de la urbe más admirado por el turismo que arriba a la región.
‘Nuestra Plaza de Armas fue desde el siglo XVIII Plaza de Marte y cuando en 1812 la monarquía española se enredó en discordias políticas internas aprobando cambios en sus leyes reales, con tambor batiente y lectura de bando, fue bautizada como Plaza de la Constitución’.
Consecutivos acontecimientos históricos y socio-culturales han fomentado la admiración de los habitantes de la tercera ciudad más poblada de Cuba, por la Plaza de Armas, que según estimados, para la época contaba con apenas 13 mil habitantes.
Con los primeros movimientos independentistas contra el yugo español a inicios del siglo XIX, la Plaza sirvió de escenario de tristes acontecimientos, como los del 16 de marzo de 1826 con el fusilamiento de los patriotas Francisco Agüero y Velasco y de Andrés Manuel Leocadio Sánchez.
En el aspecto constructivo y arquitectónico el lugar experimentó en 1839 remodelaciones, obras de embellecimiento, que seis décadas más tarde se intensificaron gracias a la gestión de Gaspar Betancourt Cisneros, también artífice de la irrupción del ferrocarril en la otrora Villa.
La figura de Ignacio Agramonte para la primera década del siglo XX se había erigido como el emblema patriótico regional, por tal razón la Sociedad Popular de Santa Cecilia impulsó la idea de una estatua dedicada al patriota independentista.
No fue hasta el 24 de febrero de 1912 que quedó inaugurada la estatua ecuestre, autoría del artista italiano Salvador Bohemi, y que develó la viuda de El Mayor, Amalia Simoni.
Así describió el acontecimiento la prensa de la época.
‘Las campanadas de la Iglesia Mayor, Juan Antonio Avilés, el corneta que sirviera a las órdenes de Agramonte, efectuó con el clarín mambí el toque de Atiendan Todos, y a continuación la Banda del Cuartel General de la República, bajo la dirección de José Marín Varona, interpretó los acordes del Himno Nacional’.
Espacio de obligatoria visita cuando se hace estancia en Camagüey (ubicada al centro-este de Cuba), el Parque Agramonte es hoy emblema de la cultura citadina, sitio sagrado de una provincia donde se firmó la primera Constitución de la República de Cuba en Armas.
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