En su versión virtual, el más antiguo evento musical en país contó con la participación de cantores cubanos y de México y República Dominicana, naciones que reconocen el legado trovadoresco del archipiélago y su impronta en la región.
Dedicado al veterano intérprete y guitarrista Alejandro Almenares y a otras significativas personalidades y fechas de la cultura cubana, el encuentro tuvo como epicentro a la Casa de la Trova, la más antigua de su tipo y protagonista del devenir del género en la ciudad que lo acunó.
El espacio teórico, bajo el nombre de Lino Betancourt, el recientemente fallecido periodista que devino profundo conocedor de la historia y la realidad trovadoresca, abordó aristas de esa vertiente sonora y de la creación musical más tradicional.
Entre las disertaciones sobresalió la dedicada a Miguel Matamoros, líder del trío homónimo, a cargo del cronista Reynaldo Cedeño, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cultural.
Durante el Festival hubo también poesía, en la voz de la Premio Nacional Nicolás Guillén, Teresa Melo, para esa comunión ancestral de versos y melodías.
A inicios del 2020, la cita fue la primera de la programación cultural suspendida en la urbe con motivo de la irrupción de la Covid-19, a la cual siguió el Festival Internacional del Caribe que en pleno verano vio interrumpidas sus 39 ediciones consecutivas, de amplia convocatoria internacional.
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