A inicios de 1959 el proceso liderado por Fidel Castro tomaba las medidas indispensables para la soberanía política, democracia y justicia social del proyecto triunfante el 1 de enero de ese año.
De acuerdo con fuentes oficiales, entre las primeras disposiciones estuvo la disolución del Congreso de la República y sus atribuciones pasaron al Consejo de Ministros.
También fue modificada la Ley de Gobiernos Provinciales y Municipales, surgieron las bases para la reorganización de las fuerzas armadas y desaparecieron los cuerpos represivos de la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959).
El 7 de febrero la máxima dirección del país proclamó la Ley Fundamental de la República, que mantenía postulados básicos de la Constitución de 1940 e incorporó modificaciones a tono con las nuevas condiciones históricas.
De igual forma, se crearon el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados y el Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas, así como fue aprobada una ley que rebajaba en hasta un 50 por ciento los alquileres de viviendas a la población.
En ese contexto, el 22 de marzo de 1959 ocurrió el primer desfile y concentración del pueblo en apoyo a las leyes del joven proceso.
Cientos de miles de habaneros llenaron la explanada frente al Palacio Presidencial (hoy Museo de la Revolución) para escuchar a Fidel Castro.
Ese día, el líder de la Revolución afirmó que dirigir el país era una tarea difícil, al ser una ‘Revolución verdadera’, ‘una cura de raíz’ a los males añejos, y ‘una operación quirúrgica en que hay que cortar por lo sano’.
Fidel Castro insistió en la necesidad de eliminar la discriminación racial en espacios de la sociedad, denunció las campañas contra las transformaciones en la isla y abogó por la unidad de la nación frente a la oligarquía internacional y los enemigos internos de la Revolución.
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