El protocolo reforzado creado por el gobierno ante la tercera ola de la pandemia en suelo galo se diferencia de los confinamientos decretados en la primavera y el otoño de 2020 en que las personas tienen mucha mayor libertad de movimiento en un radio de 10 kilómetros y pueden reunirse al aire libre en grupos de hasta seis.
En total son ahora 22 millones de franceses, la tercera parte de la población, los que viven bajo la medida, la cual el ejecutivo combina con un toque de queda nacional vigente desde las 19:00 hasta las 06:00, hora local.
La situación epidemiológica sufre un deterioro diario, con más de 40 mil casos de la Covid-19 confirmados en las últimas dos jornadas, mientras cuatro mil 766 personas reciben actualmente atención en cuidados intensivos, cifra cada vez más cerca del pico de cuatro mil 900 registrado en noviembre durante la segunda ola.
El peculiar nuevo confinamiento establecido en 19 de los 96 departamentos metropolitanos recibe duras críticas de expertos, por considerarlo insuficiente para detener la propagación de las cepas mutantes del coronavirus SARS-CoV-2, presentes en al menos tres de cada cuatro casos, con amplio dominio de la variante detectada en Reino Unido.
El jueves, el presidente francés advirtió la adopción en los próximos días o semanas de nuevas restricciones para frenar la tercera ola y aseguró no descartar opción alguna, criterio vinculado con la posibilidad de un cierre más estricto, evitado hasta ahora por el gobierno.
Por lo pronto, el Ministerio del Interior anunció la movilización este fin de semana de 90 mil policías y gendarmes para controlar el cumplimiento de las medidas de distanciación social y los gestos barrera.
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