Las alegadas causas de tales afectaciones rayan con ideas que forman parte de la ciencia ficción y ningún grupo de expertos ha avalado tales argumentos, afirmó el doctor José Ramón Cabañas, director del Centro de Investigaciones de Política Internacional, en diálogo exclusivo con la sección Escáner de Prensa Latina.
Un reciente informe desclasificado por el Departamento de Estado sugiere que la decisión de desmantelar su embajada en La Habana a principios de 2018, como reacción a esos presuntos incidentes de salud fue, entre otros aspectos, una respuesta política que justificó el incremento de la hostilidad de la anterior administración hacia la mayor de las Antillas.
Para el exembajador de Cuba en Estados Unidos las autoridades de ese país “nunca estuvieron en capacidad de ofrecer datos inequívocos de que existió una relación entre síntomas de salud en un reducido grupo de miembros de su personal diplomático en La Habana con acciones supuestamente dirigidas a lograr tal objetivo”.
Y recordó que las autoridades de Estados Unidos se oponen hasta el día de hoy a que se reúnan científicos de ambos lados para abordar y esclarecer el tema.
FALTAN ELEMENTOS PROBATORIOS
“En cinco oportunidades oficiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI) viajaron a La Habana y tuvieron total libertad en su investigación y no encontraron ningún elemento que probara tales teorías”, añadió.
Después el propio Departamento de Estado y otras agencias federales intentaron desacreditar el trabajo del FBI, apuntó Cabañas
En noviembre del 2017 el ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez Parrilla se reunió con los principales medios de comunicación estadounidenses en el Club Nacional de Prensa, en el corazón de Washington, y formuló preguntas que permanecen sin respuesta:
¿Cómo se explica que 24 horas después de que las autoridades cubanas fueran notificadas de la ocurrencia de los supuestos “ataques”, fuera convocado el jefe de seguridad de la embajada estadounidense y este manifestara desconocer el hecho? Al día siguiente fue embarcado hacia Miami e incluido en una lista de víctimas de los ataques.
¿Cómo es posible que en los seis primeros meses posteriores a los primeros supuestos “ataques” el personal diplomático estadounidense en La Habana invitara a alrededor de 250 familiares a viajar a la Isla?
¿Cómo se explica que en ese mismo período de tiempo estos diplomáticos notificaran más de 200 viajes fuera de la ciudad capital, para visitar destinos turísticos y disfrutar del paisaje cubano?
En esos seis meses de forma clara la comunidad diplomática estadounidense no se comportaba como si estuviera “bajo ataque”, como pretendían explicar los voceros del Departamento de Estado, agregó el embajador Cabañas.
“Esta agencia y sus principales jefes actuaron de forma precipitada e irresponsable con el único objetivo de dañar la relación bilateral”, advirtió.
Además, buscaban reducir de forma considerable su personal en la embajada y dar una justificación al cierre del consulado y con ello impedir el movimiento regular de cubanos hacia Estados Unidos en franca violación a los acuerdos migratorios entre ambos países, puntualizó.
ATAQUE A EMBAJADA DE CUBA EN EEUU
En otro momento del diálogo y en respuesta a si ha existido algún pronunciamiento reciente sobre el ataque terrorista sufrido por la embajada de Cuba en Washington el 30 de abril del 2020, destacó que regresó a La Habana en la última semana de diciembre de ese año.
“Hasta ese momento solo se intercambió información forense sobre el hecho y datos del comisor”, explicó.
Ni el Departamento de Estado ni ninguna agencia federal hicieron declaración pública alguna condenando el hecho -dijo- y mucho menos dando garantías a la comunidad diplomática extranjera en el sentido de que una acción como esa no se repetiría.
“Es lo menos que se puede hacer en casos como el mencionado y constituye práctica internacional”, anotó el diplomático.
Como expresara nuestro canciller públicamente, el discurso beligerante contra Cuba durante el gobierno de Trump fue caldo de cultivo de tal hecho y no ha habido esfuerzos de rectificación al respecto, concluyó el también Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales.
OBSTÁCULOS EN EL CAMINO DEL ENTENDIMIENTO
Paradójicamente, Cuba, que durante décadas ha sido víctima de actos criminales organizados con total impunidad desde territorio estadounidense, fue incluida el pasado 11 de enero en la lista unilateral de la Casa Blanca sobre países patrocinadores del terrorismo.
La jugada de Trump, días antes de abandonar la oficina oval, trató de poner obstáculos a una eventual reconfiguración del nuevo escenario político con la entrada del demócrata Joe Biden.
Así lo analizó también en entrevista concedida a Prensa Latina la subdirectora para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Johana Tablada, quien refutó tal decisión de Washington y ratificó que “Cuba tiene un comportamiento ejemplar en la lucha contra el terrorismo”.
La funcionaria de la cancillería consideró que la medida se corresponde con el patrón de comportamiento que tuvo la anterior administración de ese país “desde el primer día”.
INTEGRIDAD CUBANA EN COMBATE AL TERRORISMO
Cuba no solamente es íntegro en el combate internacional al terrorismo, sino también en la cooperación con Estados Unidos en este campo y el ejemplo reciente más importante es la devolución de un terrorista doméstico en 2018, acotó la diplomática.
Opinó que las agencias de inteligencia estadounidenses constantemente marcan que las principales amenazas a su seguridad son internas y aun en ese tema Cuba ha cooperado; sin embargo, “Estados Unidos no puede decir lo mismo”.
Rememoró que ese país norteño “ha sido refugio de los más connotados terroristas que ejecutaron más de 500 acciones contra Cuba a lo largo de la historia”.
Argumentó que desde ahí se amparó a Orlando Bosch y Luis Posada Carriles dos connotados terroristas, autores de los crímenes más graves cometidos en el hemisferio occidental como la explosión en pleno vuelo de un avión civil cubano en 1976 o el asesinato ese mismo año del excanciller chileno Orlando Letelier en el corazón de Washington D.C.
Acerca de la inclusión de Cuba en la mencionada lista, insistió Tablada que semejante decisión busca deliberadamente afectar la vida cotidiana del cubano y de sus familiares en el exterior.
Dificultará además no solo los intercambios oficiales “que ya están muy deprimidos, sino que entorpecerá también los viajes científicos, académicos, los viajes de terceros países a Cuba”, apostilló.
MEDIDA EXTREMADAMENTE DAÑINA
Al reiterar que es “una medida extremadamente dañina”, la representante de la diplomacia de la isla sostuvo que Estados Unidos, “lejos de desacreditar a Cuba se denigra a sí mismo”.
Expuso que, sin dudas, esta decisión afecta “las pocas áreas de cooperación y los acuerdos de colaboración en materia de aplicación de la ley que tienen Cuba y Estados Unidos”.
Por supuesto, el actual gobierno llevará “la última palabra en este y otros temas en la secuencia frenética de las medidas unilaterales coercitivas que ha sufrido el pueblo de Cuba” durante el mandato de Trump, enfatizó.
Es verdad que existe un bloqueo legislado por el Congreso -acotó-, pero también es verdad, como lo ha demostrado Trump y como lo hizo en su momento Barack Obama, que son muy amplias las facultades ejecutivas que en este caso podría utilizar Joe Biden para rectificar una política de abuso, fallida, la cual “fracasó en el objetivo de poner a Cuba de rodillas con propósitos de dominación”.
“Me gustaría recordar que hay una gran desproporción y asimetría en la relación porque a diferencia del muro gigante de disposiciones, Cuba no tiene ninguna nueva o vieja medida coercitiva unilateral o extraterritorial que levantar”, señaló.
Nosotros -analizó- no reciprocamos el abuso ni tomamos represalias contra el gobierno o la población de Estados Unidos ni tenemos territorios ilegalmente ocupados ni programas de injerencia ni financiamiento a sectores que atentan contra el orden constitucional.
La posición de Cuba sigue siendo la misma, en favor de hallar vías para trabajar de conjunto, con una relación civilizada sobre la base del respeto mutuo, aseveró la subdirectora para Estados Unidos de la Cancillería al insistir que si Washington estuviese dispuesto a retomar ese rumbo “nos encontrará siempre listos”.
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En este trabajo colaboraron Diony Sanabia, Martha Andrés, Adriana Robreño y Danay Galleti, periodistas; Moisés Pérez Mok, vicepresidente de Información; Amelia Roque, editora; y Rey Dani Hernández, webmáster.
