Que una nación pequeña, bloqueada y agredida como Cuba tenga la capacidad de desarrollar sus propias vacunas antiCovid en medio del bloqueo económico de Estados Unidos, es una lección de su capacidad de resistencia y como potencia de salud, y eso hay que reconocérselo, dijo Adolfo Pastrán, director del boletín Informe Pastrán.
La industria biotecnológica de la nación caribeña desarrolla cinco candidatos vacunales, de los cuales la Soberana 02 y la Abdala avanzan en el ensayo clínico fase III, etapa previa a su aprobación.
El moderador del espacio, Alberto Mora, reconoció la capacidad de investigación científica de la isla caribeña ‘que siempre ha sido ejemplar’.
Recordó que pocos laboratorios en el mundo han podido desarrollar un inmunógeno contra la enfermedad causante de la actual crisis sanitaria global.
Qué sería de ese país sin el bloqueo (económico estadounidense desde hace 60 años), se preguntó la periodista Tirsa Sáenz.
Una noticia muy alentadora para Latinoamérica de la cual debemos estar pendientes es la de las vacunas cubanas que se encuentra en fase III y con una opinión positiva por parte de la Organización Mundial de la Salud, había adelantado la propia comunicadora.
Es una gran esperanza para América Latina, incluso ayer los gobiernos de Argentina y Cuba establecieron una colaboración para la adquisición de la vacuna por parte del país suramericano.
Al referirse a esa negociación, Sáenz insistió en que no tendrá que ver con asuntos de mercado.
En torno a la vacuna cubana prima la solidaridad y eso nos da cierta esperanza de que se puedan adquirir (por Nicaragua) porque sabemos cómo se manejan las relaciones con Cuba, añadió.
En contraposición, Pastrán aludió a la enorme divergencia existente en el mundo con la distribución de las vacunas, al extremo de que el propio Fondo Monetario Internacional está advirtiendo en sus reuniones de primavera del riesgo de desigualdad económica para aplicar las vacunas y la actitud acaparadora de los países ricos.
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