El gobernante conservador aseguró a través de Twitter estar muy preocupado por los acontecimientos, e instó a los manifestantes a resolver las diferencias a través del diálogo, no de la violencia y la criminalidad.
La jefa del gobierno norirlandés y líder del partido unionista afín a Londres, Arlene Foster, también llamó a detener los desmanes, tras afirmar que no tienen justificación.
Esto no es una protesta. Esto es vandalismo e intento de asesinato. Estas acciones no representan el unionismo, aseveró Foster, mientras que la vicejefe del gobierno, Michelle O´Neill, del partido republicano Sinn Féin, también condenó los hechos violentos, y confirmó que el Parlamento regional se reunirá de emergencia este jueves para abordar la situación.
Grupos a favor de la permanencia de Irlanda del Norte dentro del Reino Unido protestan desde hace varios días en Belfast y otras ciudades de contra el llamado protocolo norirlandés, acordado por Londres y la UE para evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas luego del Brexit.
En virtud del acuerdo, ese territorio británico seguirá bajo las regulaciones del mercado único europeo, por lo que las mercancías procedentes de Gran Bretaña deben pasar por controles aduanales, algo que para los unionistas pone en peligro su alineamiento con el gobierno central británico.
La reciente decisión de la Policía local de no procesar a 24 políticos republicanos del partido Sinn Féin, entre ellos O’Neill, por saltarse las restricciones de la Covid-19 y asistir a un funeral la semana pasada, también contribuyó a exaltar los ánimos.
Según reportes de la prensa local, decenas de personas, entre ellos varios menores de edad, prendieron fuego al autobús en una intersección cercana a un barrio católico, desde donde también les lanzaron piedras y cocteles molotov.
Hasta el momento, más de 40 policías han resultado heridos en los disturbios que iniciaron la semana pasada.
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