Según la cadena BBC, las manifestaciones de la víspera en Belfast, que al igual que en las siete noches anteriores derivaron en enfrentamientos con la policía, se localizaron tanto en zonas habitadas por personas leales al Reino Unido, como en barrios nacionalistas.
En el área unionista de Tiger´s Bay, personas enmascaradas incendiaron un vehículo y lo lanzaron contra una patrulla policial, mientras que en New Lodge, cuyos habitantes defienden la idea de una sola Irlanda, también llovieron piedras y cocteles molotov sobre las fuerzas del orden.
La violencia volvió a las calles de Irlanda del Norte desde la semana pasada, cuando presuntos grupos unionistas comenzaron a manifestarse contra el acuerdo alcanzado por el Reino Unido y la Unión Europea para evitar el establecimiento de una frontera física entre ambas Irlandas, luego del Brexit.
Bajo el llamado Protocolo para Irlanda del Norte, la provincia británica seguirá bajo las regulaciones del mercado único europeo, por lo que las mercancías procedentes de Gran Bretaña deben pasar por controles aduanales.
Para los norirlandeses leales a la corona ese acuerdo pone en peligro la alineación del territorio con el Reino Unido, por lo que exigen su derogación.
La reciente decisión de la Policía local de no procesar a 24 políticos del partido republicano Sinn Féin por saltarse las restricciones de la Covid-19 y asistir a un funeral la semana pasada, también contribuyó a exaltar aún más los ánimos.
Los actos de violencia, que rememoran la cruenta guerra civil que vivió Irlanda del Norte hasta la firma de los acuerdos de paz de 1998, fueron condenados por todos los actores políticos de la provincia y del país.
El gobierno semiautónomo norirlandés, que comparten el Partido Unionista Democrático y los republicanos del Sin Féin, condenó la violencia en un comunicado conjunto, y llamó a restablecer la calma.
Desde Londres, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, también exhortó a los habitantes de esa provincia a resolver sus diferencias mediante el diálogo, y envió a Belfast a su ministro para la región, Brandon Lewis.
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