De acuerdo con el general francés Jean-Louis Georgelin, presidente del organismo a cargo de la reconstrucción, para el verano está previsto el fin de la etapa dedicada a asegurar el sitio, declarado en 1991 Patrimonio de la Humanidad.
Esperamos para el verano llegar a un punto crítico, después de dos años de trabajos, parece mucho tiempo, pero se trata de un edificio enorme, dijo a la emisora France Inter el militar retirado.
Georgelin acompañará este jueves al presidente francés, Emmanuel Macron, en una visita a la catedral con ocho siglos de historia.
Respecto a la restauración, señaló para finales de año el inicio de las labores, de cara a la meta de reabrir Notre-Dame a la actividad religiosa y al público en 2024, objetivo trazado por el gobierno.
Cumpliremos con esta meta, afirmó Georgelin, responsable de la entidad pública que agrupa a 35 empresas enroladas en la reconstrucción.
El 15 de abril de 2019 el templo estuvo apenas a 30 minutos de sucumbir ante las llamas, incendio aún bajo investigación, sin que por el momento la hipótesis de un crimen sea la privilegiada.
El fuego en la obra maestra gótica e ícono parisino dañó con severidad su estructura, al destruir el techo y la aguja de 93 metros diseñada por Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc.
Las llamas amenazaron con derribar la catedral Notre-Dame de París, un testigo excepcional de acontecimientos como la Revolución Francesa y la consagración de Napoleón I, capaz de sobrevivir a las dos guerras mundiales.
Según las autoridades, una de las acciones más complejas y dilatadas del proceso para asegurar la construcción fue el desmontaje de un andamio con 40 mil componentes y 300 toneladas de peso, desarmado prácticamente pieza a pieza.
Muchos son los momentos inolvidables de aquel fatídico 15 de abril, desde el esfuerzo de 600 bomberos hasta las miradas incrédulas de los presentes y de millones de televidentes en todo el planeta, pero ninguno más enraizado que el ocurrido aquel día cerca de las 20:00, hora local, cuando la aguja colapsó.
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