Fueron 28 los balompedistas-combatientes de los barrios de Puentes Grandes, La Ceiba y Mordazo, quienes al igual que miles de compatriotas a lo largo y ancho de la isla, respondieron en abril de 1961 al llamado de la patria, solo con la premisa de defender la soberanía de Cuba al lado del líder histórico, Fidel Castro.
Todos nacieron en esos sectores obreros de las dos Papeleras, la Gomera, las cervecerías Polar y Tropical, dos tejares, la fábrica de compotas y dos industrias químicas, y en sus respectivas zonas integraron equipos en las categorías infantiles, juveniles, primera categoría y algunos en una liga profesional por lo que fueron figuras del deporte cubano como jugadores, entrenadores y árbitros.
¿Qué motivaciones abrazaban aquellos jóvenes en su mayoría, los que sin vacilar estuvieron dispuestos a dar sus vidas por un proyecto social nuevo, como le aconteció al mártir Benjamín Moreno García, quinceañero integrante del batallón 116, quien gustaba de oxigenar sus pulmones correteando tras un balón de fútbol?
En la actualidad viven cuatro de esos héroes. Uno de ellos, Rodolfo Boe (‘Tito’), declaró a Cuba Internacional que en las tres comunidades había un sentimiento unitario dado por la integración al fútbol y la autoestima proletaria.
Afirmó, además, que antes del triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, había en la zona una cédula del 26 de julio y todos hablaban de Fidel Castro y el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, así como de sus éxitos en la lucha contra los militares del dictador Fulgencio Batista.
Aunque nació en el barrio de Mordazo el 12 de diciembre de 1939, Tito jugó siempre con equipos del Ceiba, y rememoró que ‘cuando en abril aviones camuflados atacaron aeropuertos en La Habana y Santiago de Cuba’, ya él había pasado la Escuela de Cadetes en el territorio capitalino de Managua y formaba parte de un batallón especial.
‘Cumplimos con lo orientado en la preparación y nos presentamos en la casa de milicias uniformados, desde donde salimos hacia Playa Girón. Allí Fidel nos dio la bienvenida y dijo que el enemigo estaba atacando; que era necesario avanzar por el medio de la Ciénaga de Zapata para evitar que se unieran los mercenarios de la costa con los paracaidistas que estaban al otro lado del central Australia’, agregó.
El máximo dirigente de la Revolución -comentó el exjugador-, precisó que tuviéramos mucho cuidado con los golpes aéreos pues los aviones enemigos tenían la enseña nacional con el fin de confundir, y que no se podía ir por los caminos o carreteras para impedir ser blanco fácil’.
‘Aquello fue muy duro pues no teníamos agua y tuvimos que ingerir lo que se pudiera, pero utilizamos nuestras baterías, el desminado de los zapadores y las ametralladoras para, junto a los demás batallones, alcanzar un triunfo histórico sobre el imperialismo norteamericano en menos de 72 horas’, manifestó con orgullo.
A seis décadas de la hazaña militar, cuando ya tiene 81 años de edad, Boe no olvida que en su batallón, el 111, también dieron lo mejor de sí tres hermanos destacados del fútbol: Orlando, Leonardo y Pablo Cantón Bobadilla, junto a Francisco Modelo Minsal, sobresaliente exponente de la Liga Profesional de este deporte entre 1948 y 1953.
Significó que en 1962, a la par del entrenador Enrique Mayolas Berenguer, del defensa Marcos Pastor Bobadilla Molina y del portero Jorge Solís García (también combatientes) integró el equipo nacional que participó en el torneo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Kingston, Jamaica, su última competencia oficial pues al regreso decidió continuar con sus responsabilidades en la vida militar.
Aunque no lo mencionó por modestia, las indagaciones permiten señalar que su hermano de sangre y del terreno, Armando ‘el Diente’, estuvo en la contienda al igual que el hijo de Mayolas, de similar nombre y segundo apellido Acosta; también Antonio Minsal Pérez y sus tíos Luís y José Minsal Hernández, mientras aquel disfrutaba de los juegos, estos disertaban en Puentes Grandes, así como en otros equipos, y el último, ‘Pepe’ se erigía en uno de los mejores árbitros de la década de 1960.
Completan esa relación de héroes: Sixto Manuel Bobadilla Molina, Roberto Hernández Rey, Domingo Naveira Sánchez, Mario Gándara, Manuel Menéndez Fuentes, Narciso Valdivia Llerandi, Evaristo Nieto Sánchez, Ángel Rodríguez, Avelino Glostora, Miguel Angel Álvarez, Jesús Martínez, el guardameta Osvaldo Hernández Puentes y Rodolfo Echevarría Salas con su sobrino Máximo, de similares apellidos.
Todos ellos amantes del fútbol, participaron en distintas misiones asignadas a sus unidades o batallones; demostraron amor y lealtad a la patria y a Fidel, razón por la que son pilares no solo de su pasatiempo favorito en Cuba sino también del movimiento deportivo nacional, cuyos ejemplos perduran en presentes y futuras generaciones.
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(Tomado de Cuba Internacional 472)