El consorcio busca fortalecer la capacidad de respuesta ante enfermedades emergentes en América Latina y el Caribe.
Su creación permitirá fortalecer la vigilancia de las patologías infecciosas emergentes, el diagnóstico y la resistencia al tratamiento, así como el desarrollo de nuevas vacunas y terapias.
También será posible desarrollar capacidades para la investigación y el aprendizaje centradas en la prevención, la vigilancia, el tratamiento y la respuesta en el futuro a los retos sanitarios imprevistos, según la fuente.
Por la parte cubana participarán la Universidad de La Habana, el Ministerio de Salud Pública, la organización económica BioCubaFarma, el Instituto Finlay de Vacunas y el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos.
La colaboración será en una primera fase hasta el año 2025, pero pudiera extenderse al 2030.
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