El 2 de abril de 2020 recibimos los primeros cinco pacientes con infección por coronavirus luego de unos días de preparación para evacuar a todos los casos y quedar solo para los positivos al SARS-CoV-2; lejos estábamos de pensar todo lo que vendría, relató a Prensa Latina el doctor Miguel Ángel Paulino Basulto.
Situado a casi 80 kilómetros de Doha, el hospital cubano de Dukhan abarca casi todas las especialidades, excepto Nefrología, Neurocirugía y Reumatología, explicó el galeno de 29 años de experiencia.
Antes de la pandemia, la instalación contaba con una capacidad de 75 camas, de ellas solo seis destinadas a cuidados intensivos, precisó.
Con la llegada del coronavirus, tuvieron que reestructurarse para acoger un aproximado de 345 ingresos y ampliar cuidados intensivos a 47 capacidades.
‘Lugares como consulta externa, fisioterapia y rehabilitación, ambulatorio y salón de operaciones, se convirtieron en espacios para ingresar pacientes de todas las nacionalidades que viven actualmente en Qatar’, relató el médico
Además, agregó, se construyeron tiendas fuera del hospital con lo cual aumentaron en 160 camas más.
Además los horarios de trabajo también se vieron afectados, pasaron de ocho a 12 horas, y ‘todas las especialidades quirúrgicas y clínicas se sumaron a la atención de una sola enfermedad: Covid-19’, señaló el especialista de segundo grado en Medicina Interna.
No obstante, resaltó el papel de los trabajadores de enfermería, pues ‘no cabe duda que las enfermeras constituyen el personal que más cerca y mayor tiempo está atendiendo pacientes, expuestas al contagio pese a todas las medidas de protección’.
En este aspecto, comentó que el equipo cuenta con todo lo necesario para su seguridad, y si bien es cierto que viven cerca del hospital, ‘el departamento de control de infecciones ha tenido una tarea ardua para supervisar nuestra protección’.
A juicio del galeno, ‘lo primero y lo segundo es trabajar, brindar nuestro servicio a la población pero ante todo protegernos, incluso siempre que un médico o enfermera se viste para entrar a asistir a un paciente, otro mira para corregir cualquier detalle que falte’.
Actualmente, fuera de la atención a personas afectadas por Covid-19, en el hospital únicamente funciona el cuerpo de guardia para emergencias médicas.
‘Es algo horrible lo de esta pandemia, pacientes de más de 100 años se recuperan y otros con menos de 50 fallecen’, indicó el también profesor auxiliar de Medicina Interna, quien acumula infinidad de vivencias en el enfrentamiento diario a una afección de la cual todavía no se sabe todo.
‘Desde el 2 de abril de 2020 estamos en esta lucha con el temor diario a contagiarnos. Mi esposa trabaja en terapia intensiva, un error de ella puede significar contagiarse. Hasta la fecha creo que nos hemos hecho más de 20 PCR (prueba para detectar la presencia del SARS-CoV-2)’.
Refirió cuánta tensión crea la espera del resultado o la aparición de cualquier síntoma, como una tos alérgica o un malestar general.
Para el nacido en la provincia Camagüey, en el centro-oriente e Cuba, la separación de sus seres queridos en la isla resulta uno de los aspectos más difíciles en este período.
‘Siempre tenemos el miedo a que alguien de nuestra familia se infecte y que no podamos estar junto a ellos’, confesó.
Sin embargo, en la cotidianidad, lo que más le afecta es cuando algún colega se contagia, debido a la incertidumbre de si habrá complicaciones. Precisamente, ese representa otro motivo de desaliento, el rápido deterioro de algunos casos.
‘Pacientes que aparentemente están estables y en horas se complican y pasan a terapia intensiva por la necesidad de ser intubados y ventilados’.
No obstante lo sombrío del panorama, la nueva realidad ha demandado superación profesional y, sobre todo, crecimiento desde el punto de vista humano, así lo confirmó Miguel Ángel Paulino Basulto.
Desde su óptica, la pandemia ha cambiado la humanidad: el comportamiento, la convivencia, las formas de interrelación; pero ‘ha demostrado que somos vulnerables, que debemos apreciar un poco más la vida y la familia’.
Dos tesoros cuyo valor conocen muy bien los integrantes de la misión médica cubana en Qatar. Uno, el que han dejado en su tierra, lo cuidan en la distancia a través de consejos y palabras de amor y añoranza; y el otro, la vida en su concepto más cabal, lo preservan día a día con su trabajo infatigable.
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