El país caribeño se convirtió en el 185 Estado en firmar el acuerdo y el 169 en ratificarlo, lo cual le permitió nombrar un representante en calidad de signatario.
Sánchez presentó los documentos acreditativos a Lassina Zerbo, secretario ejecutivo de esa organización, en una ceremonia efectuada en Viena, a la que acudió acompañada por la tercera secretaria de la embajada de Cuba en Austria, Marlen Redondo.
En una nota diplomática se ratificó el compromiso de la nación caribeña con el desarme nuclear, la prohibición completa y efectiva de todos los ensayos nucleares y la eliminación total de las armas de exterminio en masa, incluidas las nucleares.
El Tratado forma parte de los instrumentos internacionales vinculados al desarme, y una vez en vigor, contribuirá a los esfuerzos por la eliminación total, transparente e irreversible de esos artefactos.
Se uniría así al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco) y al Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares.
El pacto tiene entre sus obligaciones básicas la no realización, prohibición y prevención de explosiones de ensayo de armas nucleares o cualquier otra explosión nuclear.
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