Los fuegos artificiales al final de la noche del 9 de mayo son parte de la tradición de esta fecha desde el 5 de agosto de 1943, cuando las tropas soviéticas en Moscú honraron con disparos salvas la liberación de las ciudades de Oriol y Bélgorod de las tropas nazis.
En lo adelante, las conquistas del Ejército soviético fueron celebradas de esta manera durante el resto de la Gran Guerra Patria (1941-1945) y el día de la capitulación alemana, el 9 de mayo de 1945, fueron disparadas 30 salvas.
La noche moscovita fue iluminada este domingo por cientos de luces de colores para cerrar las actividades en Rusia de esta jornada, marcada por el desfile militar en la Plaza Roja y las palabras del presidente, Vladimir Putin, al país.
En su discurso por el Día de la Victoria, el mandatario subrayó que el pueblo ruso es el heredero del heroísmo y de la victoria sobre el nazismo alemán en la Gran Guerra Patria y que ese recuerdo debe mantenerse.
‘Es una fiesta sagrada para Rusia y para todo el mundo; es una fiesta que es nuestra por el derecho de parentesco con aquellos que doblegaron al nazismo; es nuestra por ser herederos de la generación de vencedores, a los que veneramos y de los que estamos orgullosos’, dijo.
Putin manifestó su respeto por los veteranos y les agradeció por su ejemplo de lealtad a la patria, ‘y por demostrar que solamente juntos se puede lograr algo que parecía imposible: doblegar a un enemigo implacable, proteger sus casas, sus hijos, su tierra natal, su Patria’.
En la parada militar participaron más de 12 mil soldados, cerca de 200 vehículos y otras unidades de equipo militar, además de 76 helicópteros y aviones.
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