El hecho de que, desde 1979, cada año la tasa de fecundidad (número medio de hijos por mujer) dista de superar los 2,1 necesarios para un adecuado reemplazo, puso a sonar las alarmas, pues ello supone que no se garantiza una pirámide de población estable.
El artículo «Dinámica de la Población y sus interrelaciones en Cuba y sus territorios. Recomendaciones para la acción», del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (Cedem) consideró elementos condicionantes del indicador los altos niveles de escolaridad y de incorporación de las mujeres, además de las dificultades económicas y el limitado acceso a la vivienda.
Las cifras del primer trimestre de 2020 dibujaron un panorama nada alentador para Cuba, al apuntar, por primera vez, a una disminución natural de la cantidad de sus habitantes.
Según explicó Marino Murillo, jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de los Lineamientos del Partido Comunista de Cuba y la Revolución, en ese periodo hubo 23 mil 666 nacimientos y 27 mil 269 defunciones, una tendencia que debía continuar.
De hecho, como notificó después el propio Murillo, el pasado año vieron la luz 105 mil niños y fallecieron 111 mil personas.
Ello significa que ‘la población cubana, la cual lleva años decreciendo, biológicamente no se está reproduciendo, porque fallecen más que los que nacen’, alertó.
Al decir del experto, la ocurrencia de esa situación era algo previsto a partir de 2024, pero ‘se han deteriorado mucho los indicadores y, además, nacen más varones que hembras’.
Otro elemento característico de las tendencias demográficas del país caribeño es el envejecimiento poblacional, en una tierra donde la esperanza de vida supera los 78 años.
Las causas para el fenómeno provienen de la disminución del número de nacimientos, el incremento de las expectativas de vida y de la tasa de migración de la población en edad reproductiva, refiere la publicación bajo el título Envejecimiento poblacional en Cuba.
De acuerdo con datos oficiales, en el último censo, de 2012, el 18,3 por ciento de los cubanos tenía 60 años o más; en 2020, creció a 21,3; para el 2025 este grupo debe alcanzar más del 25 por ciento, lo que convertiría a Cuba en uno de los países más envejecidos de América Latina.
El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, calificó a la dinámica demográfica como ‘un tema que cada vez adquiere mayor complejidad’, por su impacto en la vida presente y futura de Cuba, y en su desarrollo económico y social.
Al respecto, subrayó la importancia de trabajar con inteligencia y dar un seguimiento adecuado a la cuestión, ‘buscando que haya más nacimientos, para detener así el decrecimiento poblacional’.
De cara al fenómeno, la isla dispone de políticas para fortalecer la atención en guarderías infantiles, hogares de ancianos, casas de abuelos y a la pareja infértil, así como diseñó un programa para la asignación de viviendas a madres con tres o más hijos menores de 17 años.
Desde 2019 hasta la actualidad, cinco mil 735 mujeres resultaron beneficiadas con dicha iniciativa para estimular la natalidad, ya sea con inmuebles o recursos para la construcción, ampliación o remodelación de las edificaciones; en 2021, está previsto concluir o asignar cinco mil 658 locales para este destino.
Celeridad para el trámite de los casos y el seguimiento oportuno marcan algunas pautas en una nación que mantiene saldos migratorios internacionales negativos desde 1930, fundamentalmente de jóvenes.
Acorde con datos del Cedem, desde 1959 emigraron más de un millón 500 mil cubanos, y las proyecciones apuntan a movimientos de ese tipo anuales de entre 40 y 44 mil personas.
En tal contexto, el centro de estudios señala la urgencia de invertir en solucionar problemas de infertilidad de la pareja, mejorar las condiciones de la vida cotidiana, así como modificar favorablemente la percepción de futuro y su vínculo con la planificación de la reproducción familiar.
ool/cgc
*Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.