El Premio Nacional de Arquitectura Omar López, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC), afirmó que tras su apertura en 1868, el año del inicio de las gestas independentistas en el archipiélago, la necrópolis fue asumiendo una relevancia que creció con el tiempo hasta la actualidad.
Evocó que allí llegaron los cuerpos sin vida de los mártires del Virginius, fusilados en 1873 por el colonialismo español; de Perucho Figueredo, autor del Himno Nacional; del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, y del Héroe Nacional, José Martí.
A esa pléyade gloriosa, que incluye a Mariana Grajales, considerada la progenitora de los cubanos, se sumaron, desde el domingo 4 de diciembre del 2016, las cenizas del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro.
López exaltó igualmente la trascendencia cultural del Santa Ifigenia, donde descansan figuras cimeras de la música cubana y exponentes destacados de otras manifestaciones artísticas.
Como parte de los cuidados en las áreas de protección y amortiguamiento, López anunció la intención de poner en funcionamiento a partir del próximo día 19, aniversario 126 de la caída en combate de Martí, del primer cenizario de la ciudad, donde las familias podrán depositar los restos de sus fallecidos.
Explicó que ese espacio está concebido con un diseño agradable y funcional, con sus áreas verdes, y el funcionamiento de un crematorio de restos óseos en el propio camposanto.
El director de la OCC se refirió también al nuevo cementerio que se prepara en las afueras de la urbe, con formas novedosas y proyección ecológica, de bosque y de jardín, como variantes de la modernidad más allá de las tradicionales de representar la muerte.
Aludió a la continuidad de calidad estética y de paisaje funerario como un derecho para el reposo definitivo de los santiagueros, habitantes de una ciudad tan especial.
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