Este confinamiento político en el Presidio Modelo tuvo su antecedente en el juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, que encabezados por Fidel en 1953 iniciaron la batalla insurreccional contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959).
La liberación del Reclusorio Nacional para Hombres de Isla de Pinos, llamado Presidio Modelo, fue posible gracias a un pujante movimiento proamnistía que tomó fuerza en todo el país y se convirtió en la mayor movilización a favor de esa causa realizada hasta el momento.
A su salida de la cárcel, Fidel ofreció una conferencia de prensa en el hotel Isla de Pinos, de la calle Martí en Nueva Gerona, y entregó a los medios de comunicación el Manifiesto al pueblo de Cuba, en el que anunció la continuidad de la lucha:
Nuestra libertad no será de fiesta o descanso, sino de lucha y deber, de batallar sin tregua desde el primer día, de quehacer ardoroso por una patria sin despotismo ni miseria, cuyo mejor destino nada ni nadie podrá cambiar.
El país se yergue formidablemente contra los que lo maltratan, se ve surgir una fe nueva, un despertar inusitado en la conciencia nacional. Pretender ahogarla es provocar una catástrofe sin precedentes cuyos funestos resultados caerán sobre las cabezas de los culpables, apuntó.
Menos de dos meses después, Fidel Castro partió hacia México donde preparó la expedición del yate Granma que desembarcó el oriente de Cuba para iniciar la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, que culminó con la victoria de las fuerzas rebeldes el 1 de enero de 1959.
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