Los resultados de las últimas medidas indican cantidades superiores en el lugar del elemento químico a las habituales en la capital francesa, precisó en un comunicado la autoridad policial.
Decenas de toneladas de plomo fueron liberadas después de que el 15 de abril de 2019 las llamas derritieran las mil 300 placas que recubrían el techo de la emblemática catedral, declarada en 1991 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
El patio situado frente al templo gótico con ocho siglos de historia constituye el lugar que permite el mayor y mejor acercamiento al sitio visitado por más de siete millones de personas cada año, antes del incendio y de la irrupción de la pandemia de la Covid-19 en marzo de 2020.
La presencia del peligroso elemento dilató los trabajos de reconstrucción de Notre-Dame y generó polémica en torno a la salud de los vecinos de la zona y de los obreros a cargo de la recuperación, hasta que fueron empleadas el año pasado técnicas sofisticadas de descontaminación.
El mes pasado, al cumplirse dos años del incendio, el responsable de la reconstrucción, Jean-Louis Georgelin, señaló que la fase de restauración de Notre-Dame de París comenzará a finales de 2021.
La meta gubernamental es reabrir la catedral a la actividad religiosa y al público en 2024.
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