Steve Anchell, fotógrafo americano que conoció durante un curso de cocina, le comentó de esa magia perenne en el proceso de proyectar imágenes y eternizar recuerdos, lugares, personas e incluso sueños.
En el año 2018 comenzó el estudio de la técnica fotográfica, la composición, la historia del arte, la semiótica de la imagen y el retrato mediante cursos especializados con profesionales del medio.
Un poco más tarde, decidió crear su propia ‘receta’ fotográfica mezclando los ingredientes del aprendizaje académico con su creatividad, gracias a las herramientas del mundo digital.
‘Encontré la forma de manipular mis imágenes digitalmente mediante distintos programas y fui creando así mi propia visión alterada del concepto’, expresó Oramas.
La obra del artista comienza con anotaciones, la creación de bocetos o esbozos. La idea, según afirmó, nace siempre de algún problema real, ya sea personal o una situación que padezcan terceras personas.
‘La base de todo mi trabajo es una fotografía, así comienza el viaje. A partir de esa fotografía exploro distintas técnicas de manipulación digital como pueden ser el collage digital o el montaje y superposición de imágenes’, explicó.
Podría decirse que Oramas es un ser de luz, pues busca su comodidad en esa fuente natural que le brinda suavidad a su obra y llega a su ventana gracias a un esquema modo Rembrandt.
‘Otros objetos más complejos los construyo de manera digital (en 3 dimensiones) por mediación de softwares y luego empieza el montaje de imágenes. Pinto, hago pruebas, manejo el discurso y la sensación en una misma línea’, afirmó.
Como temática prefiere explorar la decadencia del individuo, en tanto incursiona en el surrealismo y tiene por referentes a Marta María Pérez Bravo, Andrés Serrano, Cindy Sherman, Helen Sobiralski, Juan Carlos Alom, Cirenaica Moreira, Brooke Shaden o el español Chema Madoz.
‘Me relaciono con el trabajo pues muchas veces hablo de mi propia experiencia, de mi tristeza y oscuridad. Siempre busco tonos fríos y distantes, colores menos intensos y paletas desaturadas. Creo que hay muchos azules’, comentó.
Entre sus exposiciones recordó con cariño el trabajo en 2019 con el grupo de estadounidenses Cuban Photography Phorum que expusieron junto a fotógrafos cubanos en el Hostal Conde de Villanueva en La Habana.
Ahora, en medio de la Covid-19, Kevin pone en práctica un consejo de su madre que le convida a sacar lo bueno de situaciones negativas, mientras en las redes sociales encuentra el medio dispuesto para compartir su creación y llegar a más personas.
‘Todo el asunto de la pandemia ha sido una desgracia absoluta para el mundo, pero si tuviera que sacarle algo bueno sería la inyección creativa que me provocó. El confinamiento me golpeó con creatividad’, concluyó.
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