También analizarán temas de actualidad en la agenda internacional, entre ellas la interacción en la lucha contra la pandemia de Covid-19 y la solución de conflictos regionales, apuntó la Presidencia rusa.
Este será el primer encuentro personal entre Putin y Biden desde la toma de posesión de este último como presidente de Estados Unidos.
El viaje a Ginebra también marcará la primera visita al extranjero de Putin desde enero de 2020, cuando visitó Israel y Palestina.
Según expertos, la conversación entre el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en Reykiavik, el pasado 19 de mayo, sirvió para aflojar tensiones bilaterales y para ajustar la agenda de la próxima cita de sus mandatarios.
El diálogo en la capital de Islandia, en el marco de la reunión del Consejo Ártico, constituyó el primer acercamiento oficial entre el Kremlin y la nueva administración de la Casa Blanca, aunque quedaron claros los muchos obstáculos por el medio.
La reunión llegó marcada por la acusación de ‘asesino’ del presidente estadounidense, Joseph Biden, contra su homólogo ruso, Vladimir Putin, por un grupo de nuevas sanciones hacia la nación euroasiática, y por una crisis diplomática sin precedentes.
Ante tal panorama, el propio hecho de que Lavrov y Biden se sentaran a la misma mesa para revisar una larga lista de diferencias, fue considerado positivo por ambas partes y por expertos conscientes de que de esas conversaciones serían el preámbulo de la cumbre Putin-Biden, al frente de dos de las mayores potencias económicas y nucleares del planeta.
Como declaró Lavrov después del encuentro, ‘la situación general en el mundo depende mucho de las relaciones entre Moscú y Washington’.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia calificó de constructivas las conversaciones con su homólogo de Estados Unidos y subrayó que existe un entendimiento de la necesidad de superar ‘la situación malsana’ que se ha desarrollado en los años anteriores.
Expresó que vio a Blinken y su equipo de trabajo están listos para limpiar de ‘obstáculos’ las relaciones ruso-estadounidenses.
Los diplomáticos reiteraron la voluntad de sus gobiernos de limar asperezas y manifestaron la posibilidad de discutir diversos temas como el Plan de Acción Integral Conjunto vinculado al programa nuclear iraní, los problemas en la península coreana y en Afganistán.
El jefe de la diplomacia rusa reiteró la disposición de su país de examinar con EEUU todas las cuestiones, sin excepción, aunque solo en un diálogo franco y de respeto mutuo.
Lavrov opinó que Moscú y Washington deben cooperar ‘en las esferas donde nuestros intereses coinciden y donde podemos sacar un resultado positivo’, en particular, en la estabilidad estratégica y en la resolución de conflictos.
En Islandia, Lavrov y Blinken dejaron la mesa servida para el próximo encuentro de los jefes de Estado en Ginebra. Quedó claro que tendrán mucho de qué hablar.
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