El comunicado responde a la petición de algunos artistas cubanos para retirar sus obras atesoradas en la pinacoteca nacional, la cual ‘goza de sólido prestigio’ y ‘contribuye al conocimiento y difusión de las artes visuales, según los códigos, la época y los contextos en que se desarrollan’, refiere.
Destaca, además, la política cultural del estado cubano que, durante 60 años, ha impulsado acciones concretas y sostiene como principio la recuperación, preservación y promoción del patrimonio nacional.
El texto rechaza el intento de chantaje a las instituciones culturales cubanas por motivos absolutamente ajenos a la naturaleza de sus funciones.
En Cuba, el Museo Nacional de Bellas Artes exhibe con regularidad obras de autores de la nación caribeña de todas las generaciones y tendencias, a partir de los fondos del presupuesto estatal y alberga el compendio más significativo de arte cubano consolidado en la etapa colonial.
Su acervo incluye, además, piezas creadas entre 1898 y 1920, las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX y las series de los grandes maestros cubanos como Fidelio Ponce (1895-1949), Víctor Manuel (1897-1969), Carlos Enríquez (1900-1957) y Wilfredo Lam (1902-1982).
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