La embajada de la isla recordó que Roumer fue un gran amigo de Cuba y su Revolución, e hizo suyas muchas de las batallas del pueblo, lo que le valió el respeto y la admiración de los cubanos.
Rememoró asimismo su integridad e incansable trabajo por el desarrollo de Haití y el fortalecimiento de los lazos entre las dos naciones.
Roumer sucumbió a las complicaciones derivadas de la Covid-19, sin embargo su tenacidad dejó una extensa obra en el departamento Grand’Anse, entre la que destaca una escuela primaria, otra técnica y una universidad.
Graduado en economía en casas de altos estudios de Haití y Francia, instauró la universidad de Grand’Anse, especializada en profesiones agrícolas.
Fue fundador de la organización sociopolítica Coordinación Resistencia, tres veces senador del departamento y miembro honorífico de la Asociación de Cubanos Residentes en Haití (ACRH).
‘Se nos ha ido un Quijote, un hombre de mil batallas, un padre, un amigo, un camarada. Hablar de Maxime siempre deberá ser en mayúsculas y con admiración’, señaló Pedro Guerrero, miembro de la ACRH.
Por su parte, la expresidenta de la Asociación de Cubanos, Etna Sigue, subrayó que en sus proyectos no había deseo de lucro, sino la ambición de sacar adelante al pueblo de Haití, especialmente la región de Grand’Anse.
También el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, resaltó que Roumer fue amigo incondicional de la revolución socialista, fundó la primera asociación de solidaridad Cuba-Haití y manifestó siempre sentirse orgulloso de poder contar con la isla como faro y guía para América y el mundo.
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