La planta es una de cinco destruidas casi por completo por los terroristas que ocuparon la zona y colocaron bombas y minas en sus instalaciones, lo cual atrasó la tarea de la reconstrucción hasta que el ejército completara el desminado, dijo el director general de Geología y Recursos Minerales de Siria, Samir al-Assad.
Explicó que las obras se ejecutaron con pericias nacionales e incluyeron el horno rotador, el quemador, las plantas de generación, las unidades de secado y los almacenes.
Los técnicos, obreros e ingenieros demostraron que, a pesar del bloqueo económico y las difíciles condiciones, son capaces de reconstruir lo destruido por el terrorismo, manifestó el gerente.
Reveló que la producción anual de la planta es de 650 mil toneladas y esta cifra podría aumentar a casi 850 mil cuando se complete la reparación de otras instalaciones de la misma.
La producción, según precisa, se traslada en un promedio de cinco mil toneladas por día mediante una línea férrea al puerto de Tartous donde se exporta a varios países, y destacó que este mineral tiene buena fama a nivel mundial.
La exportación es importante porque garantiza ingresos en divisa a pesar de las dificultades para su exportación por el injusto bloqueo impuesto a Siria, remarcó al-Assad.
El fosfato se explota actualmente de las minas de al-Sharquia y Khneifis, con una capacidad de producción anual de alrededor de 3,.5 millones de toneladas, las cuales se trasladan a la fábrica de fertilizantes de Homs mientras la mayor parte se exporta en crudo.
Este mineral ocupa el segundo lugar después del petróleo y el gas en cuanto a la importancia económica en Siria, y sus principales minas se encuentran en la región desértica de Palmira, donde se completó hasta la fecha el 55 por ciento de la recuperación de este sector que fue afectado por las acciones terroristas.
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