A propósito de un debate sobre el informe anual presentado por la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, el embajador de la isla insistió en la sesión 47 del Consejo en la necesidad de que su labor esté marcada por la imparcialidad y la universalidad en el abordaje del tema.
‘Exhortamos a la Oficina a mantener esfuerzos por contribuir al respeto, al enfoque equilibrado, a la objetividad, al diálogo y a la cooperación en la maquinaria de derechos humanos’, subrayó en el foro.
De acuerdo con Quintanilla, sería de mucho valor si la Oficina de la Alta Comisionada comparte de qué manera trabaja para implementar estos principios en su actividad cotidiana, tanto en el funcionamiento interno, como en la proyección hacia el resto del sistema de Naciones Unidas y en su relación con los Estados miembros.
Cuba en voz de su embajador aquí manifestó preocupación por las acciones ejecutadas bajo la llamada agenda de prevención, la cual consideró muy susceptible a los fenómenos de la politización y la selectividad, y además a la dependencia, en buena medida, de los intereses políticos y el financiamiento de los países desarrollados. Países como Venezuela, Nicaragua, Siria y Belarús han sido blanco en recientes debates de la manipulación y la selectividad en materia de derechos humanos, en sintonía con los planes de cambio de régimen contra sus gobiernos.
Quintanilla ratificó en el Consejo el compromiso de la isla con la promoción y protección de los derechos humanos, y su firme voluntad de continuar trabajando en base al diálogo respetuoso y la cooperación con la Oficina de la Alta Comisionada, y con los mecanismos de derechos humanos de aplicación universal y no discriminatoria.
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