Sancti Spíritus fue la cuarta de las siete primeras villas fundadas por los conquistadores españoles en la Isla, hecho que se remonta al 4 de junio de 1514 y está situada a unos 350 kilómetros al este de la capital del país.
En entrevista con Prensa Latina María Antonieta Jiménez, Historiadora de la Ciudad, recordó que en sus inicios las principales vías de la villa del Espíritu Santo eran la Calle Real (Independencia), San Francisco (Máximo Gómez) y Ángel (Honorato).
También se incluían Amargura (Pancho Jiménez), San Rafael (Céspedes) y Llano (Antonio Rodríguez), esta última una vía estrecha, empedrada y pendiente, solo para el paso peatonal.
Como se puede apreciar varias de las citadas aparecen en el Santoral católico, apuntó la investigadora, quien agregó que con estas características existen en la urbe cerca de una veintena de calles.
San Cristóbal (Frank País), San Arcadio (Longino Benítez); San Pablo (Antonio Guiteras); San Fernando (Augusto Guardiola); Santa Ana (Adolfo del Castillo); San Vicente (Franklin Delano Roosevelt) y San Anselmo (Evelio Hernández), conocidas por esas nominaciones antiguas.
También están San Nazario; Santa Olaya; San Ciriaco; San Ignacio; San Eugenio; San Telmo; San Félix y San Julio, las cuales nunca variaron sus apelativos iniciales.
Siguiendo la calle Llano se llega bastante rápido al puente sobre el río Yayabo, Monumento Nacional y un símbolo de esta añeja ciudad, fundada por el Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar.
Llano, como siguen llamándola los pobladores, antigua Real –una de las más concurridas-, Ángel, Amargura y San Miguel (actual Padre Quintero) convergen en el centro histórico, dominado por la Iglesia o Parroquial Mayor, una joya de la arquitectura colonial.
Jiménez mencionó callejones como el de la Longaniza y el Gasómetro, por ejemplo, calificativos relacionados con los productos que en tiempos pasados expendían.
Entre ellos citó además al del Aura, de las Flores, de Febrero y al del Infierno, aunque ya muy pocos los conozcan por esos nombres, mientras de los boquetes o callejuelas estrechas se refirió al San Julio, del Coco, Santo Tomás, del Guairo, del Pan y Popular.
Se suman, dijo, los caminos del Príncipe; de La Habana; de las Cañas; de los Hornos; de Zaza, del Guajén; del Medio; del Rastro y Jorobado, que continúan siendo denominados así.
Una curiosidad, señaló, ocurre con Sobral, la que antes de 1850 recibió esa designación, pero también la de San Antonio y Mochuelo, luego Avenida de Sobral, en 1943 Bernabé Mencías Cepeda, desde 1956 Avenida José Miguel Gómez y en 1960 Comandante Fajardo.
El dulce encanto de los nombres de las calles espirituanas regresa hoy a la memoria en un recorrido virtual, en momentos de necesario aislamiento y de cumplir todas las medidas higiénico-sanitarias para ponerle freno a la Covid-19.
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